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Bienvenidos al Blog de la Cátedra Abierta de Salud Pública y Medicina Social, organizada desde la Corriente Nacional de Trabajadores y Profesionales de la Salud "Salvador Mazza" junto con la Corriente Estudiantil Popular Antiimperialista (CEPA) y la Asociación de Profesionales de la Psicología Social Argentina (APPSA).

Acá van a poder encontrar toda la información sobre la Cátedra. La que se va a dictar este año 2014 y las que fueron dictadas en 2013, 2012 y 2011: los temas de cada encuentro, los panelistas, la bibliografía, los audios, etc.

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lunes, 19 de septiembre de 2011

Horacio Micucci: Reflexiones sobre el sistema de salud que necesita el pueblo argentino

CURSO

Cátedra Abierta de Salud Pública y Medicina Social

 

Reflexiones sobre el sistema de salud que necesita el pueblo argentino.


Horacio Micucci


Licenciado en Ciencias Bioquímicas (orientación bioquímica clínica) – UNLP
Farmacéutico y Licenciado en Ciencias Farmacéuticas – UNLP
Químico – UNLP


Temario:

CLASE Nº 1: Lo social y las víctimas

Medicina Social: una respuesta olvidada.

El “sistema argentino de salud”.  Componentes-Gasto-Cobertura.

Las víctimas: Pacientes-profesionales- científicos-técnicos de la salud.


CLASE Nº 2: Unir a la mayoría contra los obstáculos principales

Tres obstáculos iniciales en el camino del pueblo a la salud.

Otro sistema es necesario y posible- Medicamentos


CLASE Nº 1


A modo de prólogo:
Lo social y el proceso salud-enfermedad. ¿Por qué medicina social?
En primer lugar esta clase no se propone mostrar un modelo acabado de sistema de salud.
Mucho menos una verdad absoluta.
Se propone abrir un debate. Poner en consideración algunos elementos que muchas veces no aparecen y que, consideramos, habría que tener en cuenta.
Por otra parte, lo hacemos desde un compromiso con quienes son, también creemos, las víctimas del sistema de salud argentino, si es que este puede llamarse así.
No podemos dejar de recordar aquello que dijo, alguna vez, Homero Manzi:

“Tengo por delante dos caminos: o ser un hombre de letras o hacer letras para los hombres".

A los hombres de ciencia (y a los de ciencias de la salud en particular) también se les presentan dos caminos: ser hombres de una ciencia abstracta sin fijarse a quien sirve o hacer ciencia para y con los hombres.

Y aquí parece interesante recordar algo que dijo George Rosen en su libro “De la Policía Médica a la Medicina Social”, (en medio de tanta euforia que cree que sólo con el desarrollo tecnológico basta para resolver los problemas de salud, creencia ligada con aquella teoría de que aumentando las riquezas a unos pocos estas acabarán derramándose sobre los más necesitados.)
Conviene recordar al respecto lo que alguna vez escribió George Rosen:


“Que la ciencia y los conocimientos médicos se apliquen o no al examen de los problemas de salud y como lo hagan depende, con no poca frecuencia, más de los intereses y de la ideología de los grupos más poderosos que de la vigencia en el sentido médico o científico.” George Rosen. De la Policía Médica a la Medicina Social. Siglo XXI. México. 1985.


¿Qué pasó con las epidemias recientes?¿Qué se puso en evidencia con ellas?:

Se puso en evidencia:

·                    Inexistencia de planes de prevención

·                    Inexistencia de planes de promoción de la salud

·                    Colapso del sistema de salud privado y público

·                    Déficit en bioseguridad y condiciones de trabajo

·                    Falta de personal

·                    Causas socio económicas de enfermedad


Esto nos lleva a considerar algunas cuestiones ligadas a las causas sociales...

En el caso del dengue, cuando se comenzaron a difundir las medidas preventivas destinadas a evitar la proliferación del Mosquito vector, se podían plantear muchas preguntas donde afloraban en todo su dramatismo, las causas sociales profundas que están detrás del dengue. En varios artículos de ese momento pudimos plantearlas. Y más allá de que adjuntamos esos artículos para quien los quiera ver, sirven aquí como disparador de un debate:

Se aconseja descacharrar pero ¿como descacharrar si se vive en casas precarias al lado de un desarmadero de autos o de un basural?. ¿Cómo poner alambre tejido contra los mosquitos en casillas cuyas puertas y ventanas son precarias o no existen?¿Cómo usar repelente (que escaseó y cuyo precio aumentó) si no se sabe si se va a tener dinero para comer?¿Cómo sacar el basural a cielo abierto (que abunda en el interior y en el conurbano) si mucha gente tiene como única fuente de trabajo el cirujeo allí y debe elegir entre morirse de hambre o de dengue?. ¿Cómo no acumular agua en tachos si no se tiene agua corriente ni cloacas?
Se manifiesta en estas circunstancias, crudamente, la impotencia de la ciencia ante la desigualdad social. Tal vez asistamos al que sea uno de los más grandes saltos científico-tecnológicos de la humanidad pero, a la vez, convivimos con la más grande desigualdad de acceso a esos avances.
Desde los inicios de la medicina social, se ha debatido si sólo hay causas biológicas de las enfermedades o también hay causas originadas en la opresión social, nacional y cultural derivadas de la formación económico social.
El descubrimiento de los gérmenes hizo creer a muchos científicos que no era necesario ocuparse de lo social para curar. La aparición de una amplia batería terapéutica creó la ilusión de que con antibióticos se resolvía todo. Pronto se vio que los antibióticos permitían curar casos pero no evitar las epidemias. Se actuaba como si, ante un jarro agujereado, se agregara continuamente liquido para llenarlo sin tapar los orificios: el vaso se vaciaba igual. Se curaba un caso y se producían cientos más.
¿Significa esto que de nada sirve la microbiología, la genética y la biología molecular?. Todo lo contrario. Hoy sabemos como influye lo social haciendo que los factores microbiológicos y genéticos actúen. Esto es clave para la prevención de la enfermedad y la promoción de la salud, dando respuesta a los requerimientos médicos y sociales del pueblo.
El afloramiento de causas más mediatas (sociales) de la enfermedad también se puede plantear en el caso de la Gripe A, en la cría intensiva de aves y cerdos sin protección del trabajador y las poblaciones y el medio ambiente.
Parece que la gripe porcina tiene sus raíces en el sistema de cría industrial de aves y cerdos, dominado por grandes monopolios imperialistas. Uno de ellos es Smithfield Foods, la mayor empresa de cría de cerdos y productos porcinos en el mundo, con filiales en EE.UU., Europa, China y, también, en Veracruz (México). Precisamente el primer caso de gripe porcina fue un niño de La Gloria, al lado de Veracruz.
Las condiciones de cría y confinamiento de la producción industrial, sobre todo en cerdos, crean un ambiente perfecto para la recombinación de virus de distintas cepas. En los porcinos confinados se puede producir el contagio de la gripe aviar y, en ellos, ese virus puede recombinarse con los de la porcina, produciendo nuevas cepas que se contagian a humanos. Las malas condiciones de trabajo y la proximidad con poblaciones desprotegidas hacen el resto. Aparentemente, la empresa ubicada en Veracruz no cuidó el efecto de los desechos de su producción sobre el medio ambiente, donde se encontraba la población de La Gloria, que sufrió el contagio. Lo mismo ocurrió antes con la gripe aviar, en el Lejano Oriente.
Si no se cumplen normas de protección al trabajador y al medio ambiente, con una población empobrecida en las proximidades, con desnutrición y consecuentes bajas defensas y si, además, los mecanismos de protección no funcionan por maximización de las ganancias y desprecio por la vida del pueblo, las condiciones sociales para el problema sanitario están dadas.
Hoy se sabe que el virus A es una recombinación con cuatro componentes: uno de gripe porcina estadounidense, otro de gripe porcina euroasiática, otro de gripe aviar, y finalmente, el cuarto de gripe humana. Y, primero en Canadá en un caso, y después en Argentina pero de forma más extendida, el virus ha hecho el camino inverso: se ha contagiado de humanos a cerdos y el SENASA declaró en su momento el alerta sanitario. La preocupación es que el cerdo es como una probeta donde el virus puede nuevamente recombinarse. Y el resultado puede ser una cepa más leve o una más agresiva.
El gobierno tenía que haber reconocido la epidemia antes y explicar claramente que la Gripe A se transmite por las gotas que se expelen al hablar, toser o estornudar que entran a otras personas al respirar, y que esas gotas con virus viables pueden depositarse sobre objetos por lo que, al tocarlos y llevar las manos a la boca, nariz u ojos, producen contagio. Y que una forma simple de prevenir esto era simplemente lavarse las manos con agua y jabón. Pero claro, resulta que millones de personas no tienen agua potable y menos acceso al jabón y al alcohol común. Es decir: de nuevo condiciones de vida que favorecen la enfermedad, que deben ser erradicadas ya y de las que los gobernantes no se ocupan. Condiciones de vida que impiden cumplir otro consejo oficial: aislar al enfermo. ¿Cómo hacerlo si se vive en casas precarias, hacinado en una o dos habitaciones sin las mínimas condiciones de higiene?.
El hecho de que la gripe A haya resultado poco letal, no debe impedir al planificador de la salud observar, en esta experiencia, qué falencias hay, para resolverlas antes de que se produzca algo más grave. Esto es prevención para evitar que un evento adverso se produzca.

Por lo tanto, otra de las cuestiones que quiero introducir en el debate (muy ligada a lo anterior) es la falta de planes de prevención.


Decía Heráclito, el filósofo de la antigüedad griega, hace muchos siglos:

 “Quién no espere lo inesperado no será capaz de prevenirlo”.


Y la falta de planes de prevención ha intervenido como causal de las epidemias.

Por ejemplo, yendo a lo más sencillo, en todo plan de seguridad pública ante accidentes hay, primero, hipótesis de desastres o eventos posibles, de la misma manera que en el plano militar hay hipótesis de conflicto. Estas hipótesis se tejen analizando la probabilidad de que un hecho se produzca y la gravedad de sus consecuencias. Es lo que se llama “Análisis de Riesgo”. Lo mismo vale para casos de epidemias.
¿El sistema de prevención nacional, provincial y local no tenía como hipótesis que la epidemia de dengue ocurriera, habiendo sabido su extensión en zonas limítrofes?.
Esto podría indicar ineptitud o impericia por parte de las autoridades. O desprecio y desidia ante el sufrimiento de una parte sustancial de la población. O ambas cosas.
Y esto en todo caso es tema de debate.
Una vez que se han analizado las catástrofes posibles, deben existir tres fases a planificar:
1.             Fase de prevención. Destinada a evitar que el siniestro, accidente o epidemia o cualquier evento en cuestión, ocurra.
2.             Fase de acción en la emergencia. Destinada a actuar si, a pesar de lo anterior, el evento ocurre, para que las consecuencias sean lo menos graves posibles. Tiene el objetivo de disminuir el número de víctimas actuando con rapidez, con un plan previo, y con el personal y los medios técnicos médicos y no médicos necesarios.
3.             Fase paliativa. Destinada a paliar los daños morales y materiales en las víctimas. Incluye la reconstrucción y la rehabilitación.

Y así como hay un concepto restringido de la defensa nacional que la limita a los medios militares y un concepto amplio que incluye elementos y personal bélico y no bélico, integrando al personal profesional militar, la organización de los civiles, en una guerra partisana, y cada hombre y mujer de un pueblo en armas, hay Acción frente a eventos no deseados, ampliada, que debe integrar al personal profesional (desde los bomberos hasta el personal sanitario), la defensa civil organizada y la acción en el lugar de la población, que actúa solidaria y “espontáneamente” (pero con un cierto entrenamiento previo).
Establecido un evento como hipótesis ya se saben muchas de las consecuencias del mismo, si ocurre. No hay excusa para la imprevisión. Se sabe que tanto en un terremoto como en un descarrilamiento de trenes va a haber un alto número de traumas y contusiones y que en una inundación habrá un menor porcentaje de los mismos, y esto será tenido en cuenta para prever la fase de acción en la emergencia. Asimismo tanto en un terremoto como en una inundación debe preverse, en la fase paliativa, que habrá numerosas personas que se quedarán sin vivienda y este problema se debe resolver con rapidez.
Algunas muestras de esta imprevisión las hemos visto recientemente en el terremoto de Chile y, mucho más aún, en Haití.
Las decisiones previas incluyen medidas para que haya vacunas y efectivamente lleguen a la población y se apliquen, medicamentos accesibles a todos los que lo necesiten, lugares de atención, lugares de diagnóstico, personal, elementos de protección, etc... El colapso del sistema sanitario (o la “sobredemanda” al decir del ex – Ministro de Salud de la Pcia. de Bs.As. Zin, en su momento) demuestran que hay serias deficiencias al respecto. Pareciera considerarse a la prevención como un gasto superfluo que se puede eludir.
Además se debe considerar que, según la OMS, los microorganismos se clasifican en distintos niveles de riesgo. No son iguales las estructuras necesarias para un microorganismo del Grupo de Riesgo 4 (elevado riesgo individual y comunitario) que para uno de Grupo de Riesgo 2 (riesgo individual moderado, riesgo comunitario bajo) y esta consideración exige distintas estructuras de trabajo. Una epidemia que se produzca con alto nivel de riesgo individual y comunitario exige estructuras de Nivel de Bioseguridad 4 y, cabe decirlo, Argentina no cuenta con ningún laboratorio de ese nivel de bioseguridad. Esto es así porque, aparte de su costo, las potencias que pretenden regir este mundo han advertido que quien tenga la tecnología para ese nivel de bioseguridad 4, la tiene para el bioterrorismo. Por lo tanto (seguramente para “protegernos”) se reservan para ellas esa capacidad. En cuanto a las estructuras de nivel de bioseguridad 3 (el máximo existente el Argentina) se pueden contar con los dedos de una mano. Sólo el Malbrán cuenta apenas con una habitación, en su estructura de nivel 3, con capacidad “aproximada” a nivel 4 (desde ya, celosa y discretamente vigilada por expertos internacionales).
Por supuesto, lo anterior no sólo perjudica a los potenciales pacientes sino también a los trabajadores de salud que corren riesgos de infección al actuar en condiciones precarias. Los peligros de agentes infecciosos de los que se habla en nuestros días nos obligan a pensar en la necesidad de la existencia de dichos establecimientos en un número suficiente. Esto es: que existan varios de ellos en cada una de las distintas provincias que componen la República Argentina.
Son necesarios, además, establecimientos asistenciales de adecuadas características y de distintos niveles de complejidad, en caso contrario, diciéndolo con crudeza, morirán pacientes por deficiencias en el tratamiento y por contagio intrahospitalario y trabajadores de la salud por el riesgo en su labor cotidiana.
El actual sistema de salud de los argentinos es un mal sistema de curación de la enfermedad que ni siquiera cumple con ese objetivo limitado. No existe un sistema integrado e integral que se base en la Estrategia de Atención Primaria de Salud, con los distintos niveles de complejidad, para la prevención y curación de la enfermedad y la promoción de la salud, con una atención próxima a los lugares de vivienda y trabajo de la población. No existe, en consecuencia, accesibilidad geográfica, económica y cultural al acto de salud que debiera ser un derecho inalienable de todo habitante de nuestra tierra.
Además, no se debe reducir la bioseguridad sólo al trabajo con material biológico. Una respuesta adecuada a las circunstancias obliga a ampliar el espectro de acción.
Esta ampliación de la visión de la bioseguridad, debe incluir la participación de la población en la vigilancia epidemiológica para detectar rápidamente cualquier evento que pueda significar la diseminación de microorganismos, y enfermedades consecuencia de ellos en el interior del territorio nacional, entre las diversas regiones y a través de su frontera. Pero esto significaría que la población tome en sus manos la defensa de su propia salud y exija y arranque las condiciones necesarias
Asimismo, el control de fronteras es una tarea ineludible para una visión ampliada de la bioseguridad. La entrada al país de agentes infecciosos para humanos, animales y vegetales pone a la orden del día esta cuestión: nuestras fronteras parecen ser demasiado permeables. Tierras extranjerizadas, verdaderos feudos sin control nacional, se extienden en ambos lados de la frontera.
Y aquí es notoria la relación entre fenómenos sanitarios como los que se tratan y la defensa nacional.
Las patologías infecciosas existentes así como la posibilidad de aparición de otras obligan a incluir estos temas en la agenda de la Salud.

En las epidemias de dengue y Gripe A, creemos que se vio cómo el proyecto de país obstruye el acceso a la salud del pueblo argentino...

Hubo, en esas circunstancias, denuncias públicas al respecto:

La combinación explosiva entre elecciones y epidemias que denunció la delegada argentina ante la OPS y que llevó a ocultar las epidemias por razones electorales.

La negativa a dictar la emergencia económica ante el dilema: ¿dinero para pagar deuda externa y negocios o para salud y educación?

Condiciones de bioseguridad...


Y como trasfondo de todo esto una pregunta clave que debe hacerse todo proyecto económico y todo economista.
La pregunta inicial, la madre de todas las respuestas:

¿Economía al servicio del hombre o de la ganancia?.

¿Economía para el bienestar de todos los humanos o economía esclavizada a la ganancia de unos pocos?


Entonces hay algo más que microbios y genes en el proceso salud-enfermedad...

Entonces hay que estudiar causas sociales en el proceso salud enfermedad:

Desde los inicios de la epidemiología y la medicina social, se ha debatido si sólo hay causas biológicas, bioquímicas y biofísicas de las enfermedades o deben considerarse también factores sociales en las mismas. En los orígenes de la epidemiología moderna, la teoría miasmática, previa al descubrimiento de los gérmenes, buscaba causas ambientales: “los miasmas de la pobreza”. Pero la teoría miasmática tenia dos vertientes: la oficial, expresada en Chadwick, miembro del gobierno inglés, estimaba que la enfermedad era causal de pobreza. Sin embargo, una postura opuesta, expresada en Frederick Engels y Rudolf Virchow (padre de la citopatología y también de la Medicina Social) sostenía que las condiciones de vida debían ser consideradas cuando se analizaban causas de enfermedad. Pensaban que las condiciones sociales eran previas a la enfermedad.
El descubrimiento de los gérmenes hizo pensar que las condiciones sociales nada tenían que ver con la enfermedad. Los sectores más conservadores de las sociedades, aprovecharon ese avance científico para postular que no era necesario ocuparse de la cuestión social para curar. La aparición de una amplia batería terapéutica posibilitó la ilusión de que sólo con antibióticos se resolvía la cuestión. La pobreza, las condiciones de vida dejaron, para ellos, de ser motivo de investigación sanitaria.
Sin embargo, la existencia de enfermedades crónicas no infecciosas, en las cuales no se encontró un germen causal, fue la primera desilusión para aquella teoría unicausal del germen. Pero además, a poco de andar, se comprendió que los antibióticos permitían curar casos pero no evitar que las epidemias surgieran. Metafóricamente, se actuaba como si, ante un jarro agujereado, se agregara continuamente liquido para llenarlo sin tapar los orificios: el vaso se vaciaba igual. Se curaba un caso y se producían cientos más.
El epidemiólogo estadounidense Milton Terris, sintetizando la situación y tratando de explicar porqué el cólera era endémico en la India y no en EE. UU. escribió:
“...las causas del cólera en la India se remontan a varios siglos de su historia: la invasión inglesa y la destrucción de una industria textil que un día fue floreciente, la persistencia de sistemas arcaicos de propiedad de la tierra, de métodos de labranza, del sistema de castas, de la increíble pobreza, hambre y hacinamiento que padece la población; la consecuente incapacidad para financiar el desarrollo de suministros de agua potable y drenaje y por último, casi incidentalmente, la presencia del vibrión del cólera...”.
Es inevitable intentar pensar con la misma concepción las causas de las epidemias que nos azotaron y azotan y las de muchos males que tenemos.
En la visión de Milton Terris el agente microbiológico es causa necesaria pero no suficiente. De la misma manera que, para Salvador Mazza, el Trypanosoma cruzi era causa necesaria pero no suficiente y proponía entre otras cosas, a los efectos de prevenir el Chagas, la sustitución de los ranchos por casas de material.
Uno de los más eminentes sanitaristas argentinos, Ramón Carrillo, decía:
“...Frente a la miseria y la incertidumbre social, los microbios como causa de enfermedad son unas pobres causas...”.
La teoría del germen como única causa (teoría unicausal) hoy ha sido desechada. Sin embargo, a menudo resurge la concepción que intenta ocultar y negar el factor social como condicionante de la enfermedad. Como ejemplo, la teoría del gen, como teoría unicausal, adolece de los mismos defectos. Portar un gen, se sabe, puede ser causa necesaria pero no suficiente. Las condiciones de vida también deben ser consideradas. Conocer el código genético no permite predecir que alguien se morirá efectivamente de una enfermedad.
Y lo social es necesario para analizar el paso desde las teorías miasmáticas y del germen a la del factor de riesgo. Además se debe destacar que el Homo sapiens, separado de tiempo, espacio y clase social, no existe. Sólo existe en una sociedad, tiempo y clase determinadas, en un momento de la sociedad local y mundial y eso condiciona su Proceso Salud - Enfermedad (PSE) y la epidemiología no puede eludir esta cuestión.
Si lo hace, absolutiza al ambiente, al gen, a la psiquis, etc., aislados de lo social, y entra en nuevas reducciones.
Los anticontagionistas tenían un aspecto positivo al fijar la atención en las causas sociales de enfermedad. Villarmé y Virchow (este último con su análisis del tifus en la provincia de Silesia) que atribuían la enfermedad a la pobreza y otras condiciones sociales y Farr y Simon propugnadores del miasma, son expresiones de ello.
Pero los anticontagionistas mostraban déficit, como:

a)    carecían de los conocimientos científicos que les permitieran conocer las causas específicas,
b)    muchos reducían la causalidad social a “pobreza igual enfermedad”. Pero hay ejemplos de “riqueza igual enfermedad”, que reafirman la implicancia social, como el de los casos de gota en las clases altas inglesas, consumidoras de carnes y vino portugués con alcohol destilado en alambiques de plomo y causal de afecciones en sus riñones (siglos XVIII y XIX). Es decir: una parte de sus concepciones eran erradas y otras están vigentes. No es simplemente un paradigma que cae.
La pugna entre contagionistas y anticontagionistas era también política: los defensores de la teoría del contagio eran defensores del sistema y trataban de diluir toda implicancia social del PSE. En cambio Virchow fue participante de la revolución alemana de 1848.
El conocimiento microbiológico impulsó la teoría del germen, y el contagionismo pareció triunfante. Pero, en poco tiempo, no pudo explicar muchos aspectos. Su lado positivo que permanece es la posibilidad de relacionar agentes infecciosos con enfermedades concretas y es innegable su importancia para superar el desconocimiento de causas específicas en los anticontagionistas, pero fracasa en el intento de explicar enfermedades no infecciosas. También fracasa en su concepto de unicausalidad microbiana que excluye lo social.
El ejemplo de Terris sobre las causas del cólera endémico en la India o el caso de la epidemia de cólera en Tailandia que buscó solucionarse con el suministro masivo de antibióticos generando una cepa resistente, demuestran que la teoría unicausal del germen tiene, también, debilidades en los casos de epidemias y endemias infecciosas. La teoría de los factores de riesgo surge como un intento de superar estas falencias, principalmente cuando se empieza a centrar la preocupación en las enfermedades crónicas no infecciosas a mediados del siglo XX. El ecuatoriano Jaime Breilh, transcribiendo el concepto de riesgo de Backet y Petros Barvazian, sostiene que la tesis central de dicha teoría es que en cada sociedad existen comunidades, familias e individuos con más probabilidades de sufrir enfermedad y que son más vulnerables. Pero, dice Breilh, cuando los autores explican esa vulnerabilidad, la atribuyen a características individuales (biológicas, genéticas, ambientales, psicosociales, etc.). Es decir aparece descontextualizada de su condicionante social o reconoce los llamados riesgos colectivos (ej. Paludismo) pero “como una entidad con vida propia, desprovista de una explicación e interpretación integral”. En algunos casos aparece como “teoría multicausal” que contempla distintos factores, necesarios pero no suficientes, pero como bien dice Breilh es “... una manipulación cosmética de `factores´ de la realidad para introducir paliativos, atenuar los índices epidemiológicos hasta niveles tolerables bajo un esquema de gobernabilidad.”... “el paradigma de riesgo viene a ser el paradigma del poder y la adaptación funcional de una vida estructuralmente insalubre” que no se plantea modificar la formación económico social para promover la salud como derecho inalienable. Hay un recorte del marco histórico, económico y social que impide ver al Homo sapiens como parte de sistemas sociales que condicionan su PSE. Por ende no tiene una explicación de la mediación entre estructura socioecónomica y factor de riesgo y, al desconocerla, no puede modificarla.

En síntesis, la búsqueda de la causa de enfermedad, podrían resumirse (a riesgo de ser esquemáticos) en tres modelos

Los miasmas: Chadwick vs. Virchow y Engels: enfermedad como causa de pobreza o pobreza como “facilitante” de la enfermedad.

Los gérmenes: No hay pobres, hay gérmenes. No hay factores sociales.

El riesgo y la caja negra: El abandono de la búsqueda de causas.


Y, vino viejo en odres nuevos: la teoría del gen.


Las preguntas para el debate podrían ser entonces:

¿Se deben incorporar las causas sociales?

¿La investigación científica en salud, no obliga al científico a tomar partido para desnudar la verdad?

¿Son los sectores privilegiados los interesados en ocultar esas causas?

¿Existe la imparcialidad en la investigación social (y en la sanitaria) o la parcialidad hacia los perjudicados es condición de verdad?

¿Es posible el cambio en salud sin cambios en lo político y social?

¿Quién es el protagonista de ese cambio?.


Y el dramatismo de la situación social de nuestro país y del mundo nos lleva a recordar al Dante.
“El lugar mas caliente del infierno, será reservado a aquellos que mantuvieron neutralidad en tiempos de crisis moral” . Divina Comedia, Dante

La Medicina Social Latinoamericana.
Me parece que, al menos brevemente, habría que hablar algo sobre esta corriente.
En América Latina se ha desarrollado una importante corriente conocida en la mayoría de los países de la región como Medicina Social Latinoamericana y, en Brasil, como Salud Colectiva. Una de sus características esenciales es la confluencia de grupos de científicos y trabajadores sanitarios con los movimiento populares con el objetivo de dar elementos para que ellos mismos protagonicen la lucha por su salud.
La Medicina Social Latinoamericana tiene viejas raíces.
Abreva en el movimiento de medicina social europeo corporizado en Rudolf Virchow, de quien ya hemos hablado.
Repetimos, fue un destacado citopatólogo alemán (al cual muchos de nosotros sólo conocimos por eso sin saber que fue uno de los primeros que analizaron las causas sociales de la enfermedad y que pensaba, repetimos, que la medicina es una ciencia social y que, coherente con sus ideas, participó con las armas en la mano en la Revolución alemana de 1848).
Seguidores de Virchow emigraron a América a principios del siglo XX y, por ejemplo, en Chile tuvieron influencia en una generación de estudiantes de medicina, entre ellos un joven que luego sería presidente: Salvador Allende. Un ejemplo importante para la Medicina Social chilena ocurrió en 1918: los obreros del salitre, en el norte desértico, promovieron huelgas en distintas industrias, con el objetivo de obtener beneficios y mejores condiciones de trabajo. Luis Emilio Recabarren, su carismático dirigente y organizador, enfatizaba sobre el efecto destructivo en los trabajadores, de la desnutrición, las enfermedades infecciosas y la mortalidad prematura.
Durante cerca de tres décadas, Recabarren y sus camaradas, promovieron luchas obreras para obtener reformas radicales como único camino viable para cambiar el patrón de enfermedad y mortalidad que afectaba a los más oprimidos.
En Brasil, el Movimiento de Salud Colectiva, tuvo como bandera que el proceso salud- enfermedad-atención debía ser encarado colectivamente para transformarlo. Sin embargo habiendo sido un enorme movimiento nacional, fue llevado a la confluencia con el proyecto del PT y así, momentáneamente, esterilizado de sus potencialidades revolucionarias en salud. Un Brasil con las desigualdades sociales de su estructura no puede generar un sistema donde la salud sea un derecho inalienable e igualitario. Lo mismo vale para Chile, donde las inequidades de su tan mentado modelo se han puesto a la luz con el terremoto.
La derrota de las experiencias de la URSS y China Popular (particularmente el colapso de la primera) generaron en el seno de la Medicina Social en América un debate entre dos caminos: reivindicar el origen revolucionario de la corriente que asumía aspectos teóricos del materialismo histórico o buscar caminos de acumulación lentos y evolutivos en situaciones verdaderamente acuciantes: mejorar la salud en un sistema que genera enfermedad.
Diría recientemente, como ejemplo de este debate, el actual Presidente uruguayo:
“Antes queríamos cambiar al mundo ahora nos conformamos con arreglar las veredas”.
Sólo que, para la inmensa mayoría, el problema y la urgencia principal no son las veredas...
Este es el debate hoy, adentro y afuera de la medicina social: ayudar o no a que el pueblo tome su salud en sus manos. Pueblo conformado por quienes necesitan un sistema sanitario de prevención y curación de la enfermedad y promoción de la salud y también por los profesionales y demás trabajadores sanitarios que sufren condiciones inhumanas de labor.
La opción es que el pueblo siga exigiendo sus derechos con formas de decisión democráticas directas o que, en el mejor de los casos, “participe” limitado al esquema del Estado existente: peticionar a través de los representantes de la “institucionalidad” que en realidad están ocupados en como hacer que la crisis la pague el pueblo sin chistar.
Por eso, en fin, es ineludible dar respuestas sociales a las causas sociales: Casas dignas, en lugares dignos, cloacas y agua corriente, tierra para el que la trabaja y, en fin, trabajo y salarios adecuados para asegurar pan, educación y, en consecuencia, salud.

Los puntos de partida

Es necesario, nos parece, establecer algunos puntos de partida, que son condición necesaria para hablar de un sistema de salud y alrededor de ellos podemos también debatir:

¿La salud es un derecho inalienable o se cubre lo que se puede?:

¿Es una responsabilidad social o individual?.

¿Es posible una medicina que no sea social?

¿La medicina social es una especialidad de la medicina o la medicina es, en sí, una ciencia social?

 

La visión de Rudolf Virchow (Prusia, 1848) era que:

“La medicina es una ciencia social y la política es medicina en gran escala.”

Desde ya, no creía que la medicina social era una especialidad, creía que la misma medicina era una ciencia social.
Y así, cuando fue enviado a estudiar las causas de la epidemia de Tifus ocurrida en la Alta Silesia, entre sus recomendaciones figuraba:

Dar completa e ilimitada democracia, o educación y libertad y prosperidad...

Que la gente oprimida de Silesia tuviera derecho a comunicarse en su propia lengua polaca, a tener un gobierno autónomo elegido por ellos, separación de Iglesia del Estado, impuestos a la riqueza, mejora de la agricultura y vías de acceso, y que se crearan cooperativas (empoderamiento diríamos hoy en la promoción de la salud).

Por esa época, ya sostenía:

“La salud del pueblo es un problema que concierne a toda la sociedad. La sociedad tiene la obligación de asegurar la salud de sus miembros”.

“Las condiciones sociales y económicas tienen un efecto importante en la salud y la enfermedad y esas relaciones deben estar sujetas a investigación científica.”

“... no es suficiente que el Estado garantice las necesidades básicas para la existencia y que asista a todo aquel cuyo trabajo no le baste para solventar esas necesidades; el Estado debe hacer más, debe asistir a cada uno de tal manera que tenga las condiciones necesarias para una existencia en condiciones de salud”.


En tanto que Salomón Newman, uno de sus compañeros en el movimiento que se llamó La Reforma Médica (Alemania, 1848), decía:

 

“...es un deber de la sociedad, es decir del Estado, como una condición fundamental para todo uso y toda actividad, proteger y, cuando esté en peligro, salvar, la vida y la salud de los ciudadanos”.


Todo lo anterior abre un debate que se puede sintetizar en esta pregunta:

¿qué es Medicina Social?.


Existen varios puntos de vista:

Considerarla como la respuesta de la sociedad o el Estado al problema sanitario. (sin hacer distinción del tipo de Estado) o considerarla como la parte de la ciencia (y su práctica consecuente) que estudia el proceso salud enfermedad considerando al hombre como parte de una sociedad que tiene una formación económico social y que ocupa un lugar de clase en ella.

Lugar de clase, nos apresuramos a decir, que no tiene que ver con su nivel de ingreso, oficio, edad, género, etc, sino con su ubicación respecto a los medios de producción. Y esto, dicho sea de paso, ha sido uno de los grandes puntos de diferenciación entre la Medicina Social Latinoamericana y la Salud Pública tradicional: cómo se caracteriza a una población para un estudio epidemiológico.

Y, ya para el debate:


¿Es posible una medicina que no sea social?.


La medicina estudia el proceso salud enfermedad atención en el hombre.

El hombre es el único ser viviente que vive en sociedad.

No existe el Homo sapiens puro, aislado. Existe en una sociedad determinada, en un momento histórico determinado de esa sociedad, en un tiempo concreto ubicado como parte de una clase de esa sociedad.

La medicina no puede obviar esa circunstancia so pena de convertirse en una patología veterinaria del hombre.


Y por último, pregunta substancial:

El Estado es neutro, es un espacio de disputa o, en esencia, no es neutro, responde y sirve en última instancia a intereses?.

Yendo a la historia, para esquematizar el tema:
¿El estado esclavista de la democracia ateniense era neutro, permitía un espacio de disputa entre todas las clases (incluidos los esclavos) o podría permitir todo menos la abolición del esclavismo?. Y ese era su límite.
¿Cómo era la salud en el esclavismo?: “Mens sana in corpore sano” para el hombre libre y salud suficiente para trabajar, para el esclavo. Sólo la liberación del esclavo podría igualar la situación en salud (esclavos que, dicho sea de paso, significaban el 50% de la población en el apogeo de Atenas y el 90% en Esparta)
O, parafraseando a Jaime Breilh: ¿se corrigen los efectos de la formación económico social como causa mediata de la enfermedad hasta hacer gobernable el sistema (llevando a valores aceptables) o se cambia esa formación si es causal mediata de enfermedad?. ¿Se plantea, como ha ocurrido en muchos casos, “el control” de una epidemia o se plantea su erradicación?. Pensemos con qué línea, en la práctica y no en las palabras, se actúa contra el Chagas o contra el Dengue, en Argentina?
Y, volviendo al asunto de lo social en relación al proceso salud enfermedad, conviene recordar que George Rosen decía:

“Como fenómeno biológico, la causa de enfermedad pertenece al reino de la naturaleza; pero en el hombre la enfermedad tiene además otra dimensión. En ninguna parte existe la enfermedad como naturaleza pura, sino que está siempre mediatizada y modificada por la actividad social y por el medio cultural que esta actividad crea...”


En el lado opuesto hay afirmaciones que podrían interpretarse que niegan totalmente el fenómeno biológico en salud (con lo que no acordamos):


“No es posible una ciencia de la salud en el sentido de ciencia natural pero si es posible una ciencia social de la salud en la medida en que la salud o la enfermedad no son hechos del mundo de las cosas reales o naturales sino hechos del campo de las relaciones sociales: de las valoraciones subjetivas que los actores hacen sobre los hechos, y de las situaciones de poder que ellos encarnan. La salud es un valor y no un ser.” Juan Samaja. Epistemología de la salud - 2004

Es cierto que, en sentido amplio, las formas de salud pública son formas de políticas del Estado. Es cierto que aún la medicina biologista e individualista es una respuesta (burda y pobre pero respuesta al fin) de un tipo de Estado. Entonces, para que exista una respuesta del pueblo para la salud, es necesario pensar en la relación entre un proyecto de salud con un proyecto de país y con un tipo de Estado.

Y este es un tema de debate.

Para la OMS, la salud pública es :

“Es el esfuerzo organizado de la sociedad, principalmente a través de sus instituciones de carácter público, para mejorar, promover, proteger y restaurar la salud de las poblaciones por medio de actuaciones de carácter colectivo.”

Pero Ramón Carrillo decía:
“Es evidente que actualmente no puede haber medicina sin medicina social y no puede haber medicina social sin una política social del Estado...” .
Cabe preguntarse:

¿porqué fracasó el movimiento de medicina social alemán en 1848?.

Henry Sigerist dice que se debió al hecho de ser un movimiento proyectado desde los médicos para la gente, pero sin la gente como su protagonista más importante.


Todas estas cuestiones y debates nos sirven para establecer los puntos de partida de un proyecto posible de salud, que podrían ser:

 

El derecho a la salud es un derecho inalienable e igualitario. Y para que un derecho sea igual... debe ser desigual, dando prioridad a los más necesitados

El sistema de salud debe tener como objetivo el acceso a la salud de toda la población independientemente de su condición social, económica, religiosa, ideológica, racial, etc.

Las condiciones sociales son un factor causal que debe considerarse en el proceso salud-enfermedad-atención.

El pueblo debe ser protagonista del acto de salud y de la lucha por ese derecho, porque él como sujeto de derecho (como se dice actualmente) es quien conoce si funciona o no.


Tipos de sistema de salud

Pero abordando, al fin, el tema de los sistemas de salud, podría decirse (y esto es siempre tema de debate), siguiendo a Milton Terris, que hay tres tipos básicos de Sistemas de Atención Médica (exceptuando la medicina privada) que después, en la realidad, pueden mezclarse o combinarse en distintas proporciones, en cada caso concreto:

1.            Asistencia Pública.

 

2.            Seguro Médico.

 

3.            Servicio Nacional de Salud, Pública y Gratuita.


Veamos ventajas y desventajas de cada uno de ellos.

1.- Asistencia Pública:

El más atrasado: Servicio para los necesitados, indigentes, NBI, etc.

Basado en la caridad, en la beneficencia.

Profesionales con bajos sueldos y tiempo parcial.

En la complejidad de respuesta médica actual: ¿cómo decidir quién es indigente y quien no?. Puede haber quien se puede pagar una atención menos cara y no puede pagar otras más caras. Habría “indigentes” para distintas “atenciones”.

Se remite a la curación. No se puede articular la prevención y la promoción de salud.


Vayamos pensando cuánto de este componente tiene el sector público de nuestro sistema de salud.

2.- Seguro de Salud: Un sistema que se basa en aportes variados, como se verá, a partir del cual se crea un seguro ante la enfermedad.


Hay gran variedad de combinaciones.

Desaparece el concepto de indigente.

Diversos tipos de financiación: a) monto fijo pagado por el asegurado) b) monto proporcional al sueldo del asegurado c) compartido con empleador d) sólo empleador e) aporte del asegurado y su empleador más fondos gubernamentales f) sólo empleador y Estado.

Instalaciones públicas o contratadas.


Este tipo supera al anterior, pero ¿cuáles son los defectos que puede tener?:

Sin subsidio estatal es caro y sólo una pequeña parte de la población accede a él (20 %, se calcula).

Si carece de infraestructura propia en lo esencial, hay encarecimiento del acto de salud.

Dificultades en su planificación nacional e integral para curación y prevención de la enfermedad y promoción de la Salud.


La crítica de Henry Sigerist a este tipo de sistema era la siguiente:


“La mayor parte de los seguros actuales tienen defectos que se deben a una sola razón. Son demasiado conservadores. Fueron establecidos con la idea de financiar la extensión de los servicios existentes a grupos que antes no lo tenían. La gente no se dio cuenta que la aplicación de una nueva ciencia médica a un nuevo tipo de sociedad, exigía un nuevo tipo de servicio. El resultado fue que en muchos países, el seguro no mejoró los servicios de salud, sino simplemente los hizo más extensos en su tradicional forma casual.”


3.- Servicio Nacional de Salud:

Sistema Nacional, Estatal, público y gratuito de cobertura integral y universal, con la Estrategia de Atención Primaria de Salud

Financiado por presupuesto.

Atención próxima a los lugares de vivienda y trabajo. Combina la curación y prevención de la enfermedad y la promoción de la salud.

Tiene distintos niveles de atención,

Se basa en la Tecnología apropiada que debe ser evaluada en su real utilidad, entendiendo por tecnología apropiada a aquella tecnología que es científicamente válida, técnicamente eficaz y socialmente aceptable (y esto es tema disparador de debates).

Y, un punto clave: la población asume con formas de democracia directa la planificación, ejecución, evaluación y corrección de rumbos. Poder de decisión y no simplemente participación.


Vayamos a nuestro “deficiente o inexistente” sistema de salud.
“Existen dos concepciones en la medicina de nuestro país: Una consiste en hacer lo que se necesita y lo que no se necesita, a quien lo necesite y a quien no lo necesite, siempre y cuando lo pueda pagar, pero con ingresos miserables para la mayoría de quienes trabajan en salud.
La otra consiste en hacer lo necesario a quien lo necesite, lo pueda o no lo pueda pagar, y con ingresos dignos para quienes trabajan en salud.”
Dr. Ramón A. de Torres. Profesor emérito de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA

Podríamos tejer la hipótesis de que es un mal sistema de curación de la enfermedad que no cumple ni siquiera esa función, ya que:

No hay (o es insuficiente) prevención de la enfermedad.

No hay promoción de la salud.

Es un sistema desintegrado.

Tiene carencias crónicas de financiamiento.

Se observa inaccesibilidad geográfica, económica y cultural al acto de salud..

Y un dato más para el debate:

“La mitad de la población sólo cuenta con el sistema público para atenderse, pero más de 6 millones de personas viven a 30 cuadras de una salita o de un hospital público.

Cuando se habla de desocupación, se desconoce u oculta que es causal de morbilidad y mortalidad. En el Reino Unido o Finlandia, que tienen un conocimiento de la situación de sus habitantes durante distintos procesos productivos, se sabe que (aún teniendo seguro de desempleo y sistema nacional de salud de acceso universal) los desocupados tienen tasas de mortalidad que duplican las de la población ocupada.”

Doval, H.. La situación de la salud en la Argentina en el contexto global mundial. En Revista Política y Teoría Nº 49-50. septiembre de 2002. Págs.46-47.

                                                                                                                    

¿La víctima de este sistema es sólo el paciente?

“...un médico que se comprometa con la gente, no sólo con los individuos sino con las comunidades, prestando atención a las necesidades de las mismas. Que realce las acciones preventivas sobre las curativas. Y que tenga la habilidad necesaria para la utilización adecuada de la tecnología, manejo de ordenadores, instrumental médico ambulatorio de nueva generación, utilización racional de medicamentos, elección adecuada de métodos diagnósticos y terapéuticos. Que a partir de reconocer en el método científico un instrumento, y no una religión, haga uso del mismo para ejercer en su actividad un trabajo de docencia e investigación permanente, donde la misma efectividad clínica del médico sea autoevaluada”
Dr. Rubén Roa. Salud y enfermedad, paradigmas y crisis. En Atención primaria de la salud. Nuevas dimensiones. Editor Rubén Torres. Ediciones ISALUD. Nº 3. 2001

También son víctimas quienes trabajan en él. Éste es otro tema para el debate.

Habría que considerar:

Condiciones salariales.

Cargos no cubiertos

Deficientes condiciones de seguridad laboral

Falta de personal

Insatisfacción en el desarrollo científico.


Se suele sostener, como argumento para implantar cupos de ingresos en las facultades, que sobran profesionales. Que hay una plétora profesional.
En cuanto al número de profesionales necesarios, sólo la definición clara de un proyecto integral de salud, permitirá saber con qué número de ellos debe contar el sistema. Las posiciones actuales sobre su supuesta plétora desnudan su carácter acientífico e intencionado a poco que se advierta que nunca se plantea cuántos y qué tipo de profesionales, para qué sistema y para qué necesidades de la población hacen falta, ocultando a duras penas que sólo se busca ajustar la formación de profesionales al magro presupuesto existente en la Universidades Nacionales (dado que jamás se plantean estos cupos para las privadas que aumentan en número sin ninguna restricción).
La necesidad de desarrollar un sistema integral de salud que satisfaga las necesidades de la población está íntimamente ligada a la formación de recursos humanos del mismo. Es imposible, si no se define para qué se lo quiere, diseñar el perfil del profesional y técnico a formar y mucho menos su número. Produce desconcierto asistir a la discusión de planes de estudio en facultades de ciencias de la salud, donde jamás se considera el proyecto de sistema de salud en el cual ese profesional debiera insertarse.
En el presente artículo se impulsa un sistema de salud “mano de obra intensivo” (en contraposición a uno “aparato intensivo” que pone el acento en el uso de tecnología médica no debidamente evaluada y cara) atento al alto número de profesionales, técnicos y científicos capacitados que existen en el país. Por ende el sistema que se proponga, debe contemplar la formación y actualización continua de sus recursos humanos.
Los planes de recertificación de títulos profesionales que se suelen plantear son también un intento de disminuir la matrícula. Todo plan de capacitación debe enmarcarse en el esquema de un proyecto integral de salud necesario. En efecto, la sociedad tiene el derecho de exigir que sus científicos de salud estén actualizados y estos el deber de hacerlo. Sin embargo los científicos y técnicos de salud tienen también el derecho a que la sociedad les brinde las condiciones para hacerlo y la sociedad el deber de brindarlas, y esto parece lejos de ser realidad.
La denominación misma de recertificación de títulos (títulos que pasan a tener fecha de vencimiento) en lugar del de formación continua de recursos humanos en salud, esta poniendo de manifiesto que no se trata de una capacitación sistemática de personal entrenado y actualizado de manera continua en el seno de la propia estructura sanitaria (en cuyo caso el entrenamiento se efectúa en horarios y en lugares de trabajo bajo la conducción y con diseño programado) sino de una tarea que es sólo responsabilidad del trabajador de salud, en sus horarios de descanso, de manera desordenada y a su exclusivo cargo económico.
Dicho de otra manera: en un sistema adecuado de salud que contemple la formación continua de sus recursos humanos, dicha capacitación debiera ser permanente en los lugares y horarios de trabajo, y parte integrante de los derechos del trabajador.
Lo descripto son manifestaciones de la crisis del sistema sanitario (o de su inexistencia real) que obligan a retomar, en su reconstrucción, los principios de la estrategia de Atención Primaria de Salud de la OMS.
En un sistema estatal de salud con esta concepción, los pacientes, técnicos y profesionales dejarían de ser víctimas. Por eso la última consecuencia de las deformaciones descriptas es la destrucción de la medicina pública y/o, lo que es lo mismo, su privatización.
En el sistema actual, “contrario sensu”, hay víctimas y beneficiarios. Un sistema como el enunciado debe dejar afuera un sinnúmero de personas de los estratos menos pudientes.
Y, también, un sinnúmero de profesionales queda excluido, no por la “plétora profesional” sino por otras razones:

Porque no se crean las estructuras necesarias de prevención y curación de la enfermedad y promoción de la salud. Ni tampoco se cubren las vacantes que van surgiendo en el escuálido sistema existente.
Porque los que trabajan lo hacen en un exceso de horas en varios empleos para cubrir ingresos mínimos con salarios bajos, quedando entonces muchos sin empleos.
Porque quienes los debieran contratar (públicos o privados) emplean menos que los necesarios obligando a los empleados a trabajar más horas que las que corresponde, efectuando así el ajuste en salud.
Porque sólo interesa aquel sector profesional ligado a tecnologías de punta que pueden cobrarse a precios elevados fuera de todo nomenclador (y muchas veces de dudosa utilidad) y se desprecia aquello que en un 90% necesita la mayoría de la población: una atención médica preventiva próxima a sus lugares de vivienda y trabajo o determinaciones simples pero oportunas, sin el largo peregrinar por trámites y distancias que, sabemos, sufre el paciente de la mayoría de las obras sociales.

Se sostiene que hay en nuestro país unos 116.000 médicos. Si imaginamos un sistema sanitario basado en la Estrategia de Atención Primaria de Salud postulada por la OMS, y si la cifra de médicos aceptable fuera de uno cada 1000 habitantes (unas 250 familias), para una población de 40 millones de habitantes harían falta 40.000 sólo en el primer nivel de atención. Pero la relación de uno a 1000, debe contemplar las horas de dedicación de ese médico de familia (para el seguimiento y búsqueda preventiva del paciente) que no podría ser superior a 8 horas diarias. Lo anterior exige, para ese primer nivel de atención de promoción de la salud y prevención y curación de la enfermedad, un mínimo de dos médicos (en dos turnos) cada mil habitantes o sea no menos de 80.000 médicos. Si a esto agregamos la necesidad de mantener servicios las 24 horas (eliminando los sistemas de profesionales que cumplen 24 horas de labor corridas lo que, se ha demostrado, afecta la salud de los mismos y la calidad de sus servicios), más la necesidad de cubrir los otros niveles de atención con sus respectivos especialistas, es claro que el número de médicos es insuficiente y no excesivo como se plantea. Fácilmente se podría duplicar.
Como muestra de la situación baste un dato: con 350 turnos de pediatría por día en un hospital del conurbano bonaerense, si en ese hospital hubiera diez pediatras trabajando en forma simultánea, deberían atender 35 niños por turno. A veinte minutos por niño, son doce horas de labor. Hay lugares donde los pacientes sacan turno a las dos de la madrugada y son atendidos, escasos minutos, a las doce del mediodía.
Hace unos años se hablaba del exceso de farmacéuticos. Sin embargo, la disposición que obliga a recetar por nombre genérico exigió la presencia del profesional en la dispensación, lo que lleva en la actualidad a una plena ocupación farmacéutica, demostrando la falacia de las creencias anteriores. Sin embargo, hay en Argentina unos 6.000 centros públicos de atención primaria de salud que carecen de esos profesionales. Y son escasos y sobreexigidos o con designaciones precarias en hospitales de la Pcia. de Bs. As.¿Sobran o faltan?.
Como se ve el Estado, que debiera ser el primer empleador en salud, es el primer incumplidor de la ley que obliga a la existencia de profesionales en esa tarea.
Desde ya la composición de la matrícula universitaria depende de otros factores. Para una Argentina exportadora de productos primarios y sin industria nacional, sobran no sólo médicos, sino también ingenieros, arquitectos, biólogos marinos, geólogos, bioquímicos especialistas en industria alimentaria, epidemiólogos, etc..

Componentes que integran nuestro sistema de salud
Nuestro sistema de salud aparece como integrado por varios componentes:

1.- Un sector estatal integrado con componentes nacionales, provinciales y municipales poco o nada integrados. Un tema para el debate puede ser:

¿Podría este sector estatal asimilarse, en muchos aspectos, a un sistema de Asistencia Pública...?


2.- Un sector de Obras Sociales que correspondería a una estructura similar a un seguro público:

Que tuvo su origen en la solidaridad obrera

Que obtuvo un desarrollo importante en el período peronista

Pero cuyo origen de la estructura actual, en lo fundamental, está en la Dictadura de Onganía: Decreto Ley 18.160 .

Respecto a que hacer con este sector existen dos tendencias en pugna (tema también, para el debate):

¿Expropiarlo estatizándolo o que sean los trabajadores (sus verdaderos y legítimos dueños) los que decidan su destino o fines en el marco de la existencia de un Verdadero Sistema de Salud y de la recuperación de sus sindicatos?.


3.- Un sector de medicina prepaga y la atención privada

Muy oneroso para la mayoría de la población y, muchas veces de buena hotelería y dudosa calidad y efectividad.

Veamos las coberturas de cada sector:

COBERTURA POR SUBSECTOR –

Según ACAMI- XIº Congreso Argentino de la Salud- Setiembre de 2008

Con cobertura de obra social: 45 %

Prepaga: ................................  8 %

PAMI: .....................................  8 %

Sólo sector público: ...............40 %


 

Según Ministerio de Salud - 2009

Obra social.............          44,5 %

Prepaga.................             7,5 %

Sólo sector público......     48,0 %

Obra Social y Prepaga....   2,7 %

(no suma 100% por los sectores con doble cobertura)

Hay 16 millones de personas sin acceso al sistema de las obras sociales y mucho menos al privado, y tampoco cuentan con descuentos en medicamentos, que deben pagar al 100 %, lo cual duplica el impacto sobre su gasto de bolsillo. ACAMI-2008

Según UNLP (2009) esa cifra asciende a 18 millones de personas.


Gasto en salud en Argentina (% del PBI)

AÑO

2000
2006

Público

2.01
1.90  
18,8%
Nación
0.29
0.31

Provincias
1.40
1.35

Municipios
0.33
0.25

Seguridad social

2.94             
2.68    
26,5%
Obras Sociales Nacionales
1.36
1.40

INSSJP                                                 
0.81              
0.58

Obras Sociales Provinciales
0.77              
0.70

Total Público y Seguridad social
4.95               
4.58   
45,3%
Privado(bolsillo y prepagas)                      
4.25                
5.52  
54,6%

TOTAL

9.20               
10.10 
100%

 

Gasto por sub sector de la salud, en millones de pesos y %. 2008

Obras sociales:
20.000           
30,8 %
Prepagas:                        
6.200
9,5 %
PAMI:                   
4.500
6,9 %
Sector Público
14.700
22,6 %
Gasto de bolsillo
19.600
30,1 %
Total:
65.000
100 %

Aproximadamente 17.000 millones de dólares



Secuencia el presupuesto anual en pesos

2008: $ 65.000 millones

2007: $ 51.700 millones

2006: $ 42.000 millones

2005: $ 35.000 millones

2004: $ 31.000 millones

2003: $ 27.833 millones

2002: $ 23.000 millones


Gasto per cápita en dólares en distintos países latinoamericanos

Argentina 524

Uruguay 515

Chile 330

México 310

Costa Rica 270

Brasil 260

Venezuela 230

Paraguay 110

Perú 100

Bolivia 65

Ecuador 25


Según Daniel Maceira, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedades (CEDES): “el gasto en salud de Argentina es uno de los más altos de América Latina, incluso es el doble y hasta el triple de países con niveles de desarrollo similar, a pesar de lo cual posee una tasa de mortalidad de niños menores de 5 años que duplica a la de esos países".


Gasto en salud per capita 2006 – OMS (al tipo de cambio promedio)

Alemania     (10,6 % del PBI)    U$A 3.118.-

Argentina   (10,1 % del PBI)   U$A  551.-

Canadá        (10,0 % del PBI)   U$A 3.917.-

Dinamarca   (10,8 % del PBI)   U$A 5.447.-

España        ( 8,4 % del PBI)    U$A 2.328.-

EE.UU         (15,3 % del PBI)    U$A 6.719.-

Francia        (11,0 % del PBI)    U$A 3.937.-

Finlandia    ( 8,2 % del PBI)       U$A 3.232.-

(Adviértase que, aunque los porcentajes del PBI son similares, los montos absolutos son distintos, dado que el PBI argentino es mucho menor)

"Existe una dicotomía entre la falta de camas del sector público y en gran parte del sector privado y el auge de la oferta de `camas premium´. Esta diferencia va creciendo", explica Daniela Köhle, analista senior de Negocios. I Eco – Clarín 15-julio-2008


Año 2007 – gasto per cápita

Promedio General:......      $ 1.213.-

Obras Sociales Nacionales: $ 799.-

PAMI: ............................... $ 1.413.-

Prepagas:........................  $ 1.851.-

Salud Pública (sin PAMI):..  $ 927.-

(Recordar que estar sin cobertura no significa acceder al sector público).


Prepagas. Evolución de la población cubierta.

En 2001, tenían estos servicios 3.794.197 personas, un millón de los cuales no pudo seguir pagándolos.

En 2003, sólo 2.808.499 los mantenían.

En 2007, aun con el aumento poblacional, tenían contratos con prepagas 3.305.360 personas, menos que 6 años atrás.


Estos datos son para introducirnos en un gran tema de debate:
¿Cuáles son los obstáculos a remover para iniciar el proceso para que el pueblo argentino tenga acceso a la atención de su proceso salud enfermedad?.
¿Todo el sistema debe ser privado? ¿todo el sistema debe ser público? ¿o de inicio se remueven los obstáculos por partes, los enemigos por partes (el racimo de uvas se come de golpe o uva por uva?. ¿podría el sistema ser en lo esencial universal, estatal, público y gratuito, dando un lugar para la integración del pequeño y mediano prestador, porque no es el blanco principal en los comienzos y muchos de ellos pueden ser integrados a la medicina estatal en un proceso voluntario y beneficioso?.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

 

CURSO

Cátedra Abierta de Salud Pública y Medicina Social

 

Reflexiones sobre el sistema de salud que necesita el pueblo argentino.


Horacio Micucci


Licenciado en Ciencias Bioquímicas (orientación bioquímica clínica) – UNLP
Farmacéutico y Licenciado en Ciencias Farmacéuticas – UNLP
Químico – UNLP

Temario:

CLASE Nº 1: Lo social y las víctimas

Medicina Social: una respuesta olvidada.

El “sistema argentino de salud”.  Componentes-Gasto-Cobertura.

Las víctimas: Pacientes-profesionales- científicos-técnicos de la salud.


CLASE Nº 2: Unir a la mayoría contra los obstáculos principales

Tres obstáculos iniciales en el camino del pueblo a la salud.

Otro sistema es necesario y posible- Medicamentos

 

CLASE Nº 2


Una hipótesis posible: Tres grandes obstáculos a remover al inicio

1) el sector de capital financiero que, al igual que en otros países como EE.UU., intenta controlar el “negocio” de la salud, disminuyendo las prestaciones y los salarios para aumentar su ganancia

 

2) el sector de importación de tecnología médica que promueve el uso de tecnologías novedosas pero, en muchos casos, de dudosa utilidad, que encarecen el acto de salud sin beneficios para la población.

 

3) un pequeño grupo de laboratorios medicinales extranjeros y de empresariado de intermediación nativo pero no nacional, que ha impuesto un dominio monopólico del mercado nacional, perjudicando también al empresariado argentino, para adueñarse totalmente del sector.


Primeras conclusiones posibles sobre nuestro sistema de salud.

El sistema descripto margina a un número cada vez mayor de pacientes, imposibilitados de tener acceso a un acto de salud que es, además, malo y caro, y a un número creciente de profesionales y técnicos sometidos a salarios de hambre, a honorarios ínfimos y a situaciones de trabajo inaceptables.

El monto de gastos en los tres obstáculos mencionados ha producido un sistema como el descripto, de excesivo consumo para unos pocos y una mayoría de pacientes y profesionales y técnicos excluidos del mismo.


Obstáculo A: El sector financiero gerenciador ha aparecido en nuestro sistema de salud con la excusa de controlar el gasto.

La presencia de grupos financieros ha significado la limitación de las prestaciones hasta el nivel de casi impedir las más necesarias y la reducción hasta el ahogo de la retribución profesional.

Esto le permitiría quedarse con lo fundamental del dinero que debiera ir al consumo de los pacientes.

Este sector perjudica a pacientes y trabajadores y profesionales independientes y, al achicarse el tamaño de los presupuestos sanitarios por la crisis económica y social, el sector de intermediación financiera entra en contradicción con los beneficiarios del excesivo gasto en medicamentos y tecnología inapropiada.

La intermediación financiera posibilita la proliferación de lavadores de dinero y mafias del medicamento como recientes hechos han demostrado.


Obstáculo B: el sector de importación de tecnología médica que promueve el uso de tecnologías inapropiadas

Todo avance tecnológico debe ser bien recibido, pero a condición de evaluar su real utilidad para evitar que se convierta en un consumo innecesario. La OMS promueve la evaluación de la tecnología sanitaria en la búsqueda de lo que denomina “tecnología apropiada", que debe ser científicamente válida, técnicamente eficaz y socialmente aceptable., como ya se dijo.

“Si por lo menos una parte de los cuantiosos esfuerzos que los países industrializados están dedicando a la producción de tecnología de avanzada se encaminara a dar solución a los urgentes problemas sociales de la humanidad, estaría más justificado el optimismo que se tiene con respecto al papel que desempeña la tecnología en las naciones del Tercer Mundo.” ... “En las condiciones actuales, la transferencia de tecnología puede generar problemas conexos: con frecuencia introduce riesgos nuevos, impulsa el incremento de los costos de la atención de la salud y, a través de efectos sinergéticos, promueve altos niveles de especialización. Sin embargo el problema fundamental se pone de manifiesto al analizar la distribución social de los beneficios de la tecnología.”...“La incorporación indiscriminada de tecnología está contribuyendo a polarizar los servicios de salud dentro de las sociedades... Además la escasez de repuestos y la deficiencia del mantenimiento han paralizado numerosas instalaciones y llegan a afectar al 96% del equipo médico en casos extremos. ”. Panerai, Ronney B.; Peña Mohr, J.. Evaluación de tecnologías en salud. Metodologías para países en desarrollo. OPS/OMS. 1990. Pág. VII.

La evaluación de la tecnología evita el uso de tecnologías novedosas pero de dudosa utilidad que encarecen el acto de salud sin beneficios para la población. De más está decir que esto no se realiza en la Argentina, donde más de una vez el concepto científico de tecnología se ha transformado en “tecnolatría” más cercana a la superstición fetichista que a la ciencia.
Existen múltiples indicios de que el propio sistema induce al uso excesivo de aparatología. Por ejemplo, algunos expertos estiman que la categorización de clínicas efectuada hace años en la Provincia de Buenos Aires es una muestra de ello: dado que una categorización en un nivel más elevado implicaba mejores ingresos, muchas clínicas adquirieron tomógrafos (necesarios para estar en una categoría superior). Esta circunstancia llevó a la existencia de un gran número de tomógrafos, en una cantidad innecesaria para la población, y que en muchos casos sólo podrían ser amortizados con sobreprestación y/o sobrefacturación. Mientras tanto muchos hospitales públicos carecen de lo esencial. Es importante destacar que el principal beneficiario de esta concepción aparato intensiva de la medicina es el sector importador de estos insumos generalmente extranjeros, en los que se consumen divisas que podrían destinarse a otros fines. Además, la crisis económica que recorre al mundo y nuestro país, ha confirmado una vez más la insensatez de atiborrar al país de una tecnología que ahora se demuestra ociosa, cara y no apropiada para las características argentinas.
El gasto en tecnología pesada de diagnóstico aparece incluido en el porcentaje que absorben distintas profesiones de la salud. En algunas de ellas un sector minoritario factura grandes montos. Existe consenso en atribuir al sobredimensionamiento tecnológico la existencia de este sector de altos ingresos de ninguna manera representativo del conjunto profesional, en general disconforme con sus salarios y honorarios. Por eso quienes atribuyen el aumento del gasto en salud al excesivo número de profesionales (ocultando la verdadera causa) y buscan disminuirlo por la vía de una limitación del ingreso universitario o lisa y llanamente dejándolos sin trabajo, en realidad no resuelven el problema.
En el fondo se protege a quienes se benefician con esta situación y buscan la concentración de prestaciones que permita el uso de aparatología con un volumen de determinaciones por unidad de tiempo que, si se utiliza en países del bajo nivel de población del nuestro, genera una capacidad ociosa que los hace antieconómicos.

Obstáculo C. El tercer obstáculo es un puñado de laboratorios medicinales (un 10% del total de empresas), vinculados en forma abierta o encubierta a distintas potencias o de empresariado de intermediación, que bloquean el desarrollo, la investigación y la producción nacionales, encareciendo el acceso a la salud, perjudicando al empresariado nacional del sector y la integración con Latinoamérica y los países del mundo que buscan resolver sus sistemas de salud.


Desgajemos este obstáculo para ver en detalle lo que queremos decir.

La producción de medicamentos es una de las ramas productivas más importantes en la

economía planetaria.

El gasto mundial anual en medicamentos bajo receta en el año 2001 fue de 364.000 millones de dólares, cercano al doble del PBI de la Argentina.

Hay un gran incremento del consumo de medicamentos sin acción probada por parte de la población de los países ricos y en menor magnitud en los países pobres.

Hay una medicalización artificial impuesta por el mercado de medicamentos no esenciales.

En la Argentina los medicamentos representan el 30 por ciento del costo total del sistema de salud, en España significan apenas el 20 por ciento. Y en Inglaterra, el 16 por ciento".

Veamos algunas cifras:

Gasto en medicamentos en el mundo

El gasto en medicamentos en los países de la OCDE se ha incrementado cerca de un 30% desde 1998 a 2005 según la OCDE

ha aumentado en un promedio del 32% en términos reales desde 1998, alcanzando más de $450 billones de dólares en el 2003, según la OCDE

El gasto en medicamentos representó, en promedio, alrededor del 18% del gasto total en salud en los países de la OCDE en el 2003

Alrededor del 60% del gasto en medicamentos, en promedio, es financiado públicamente en los países de la OCDE, y el resto pagado por fuentes privadas, principalmente por los denominados gastos de bolsillo y por los seguros privados para la salud. El gasto fluctuó de tasas altas de hasta casi el 30% o más en la República Eslovaca, Corea y Hungría hasta tasas bajas de crecimiento de alrededor del 10% en Dinamarca y Noruega.


Según la Cátedra libre de salud y derechos humanos de la Facultad de Medicina de la UBA, el mercado de medicamentos tiene características monopólicas de tipo vertical y horizontal en Argentina.

De tipo horizontal porque, de los laboratorios privados, una mínima cantidad se quedan con la mayoría de las ventas.

De tipo vertical porque avanzaron en el manejo de la distribución, financiación y la regulación de los precios del mercado, con el aval de los gobiernos.


Área de distribución de medicamentos:

Disprofarma, Rofina y Farmanet (de una u otra manera vinculadas a los 25 laboratorios más importantes “nacionales?” y extranjeros) concentran más del 65 % del mercado

 


Otras características del mercado de medicamentos argentino:

el mercado de medicamentos en nuestro país, posee y maneja un volumen de dinero que lo ubicó durante años entre la primer docena del ranking mundial de ventas

el mercado nacional representó el 1.5% (1976), el 1.3% (1985) y el 1,4% (1996) de las ventas mundiales.


Composición de los laboratorios medicinales a fines de la década del 90:

25 laboratorios (un 10% del total) se quedan con el 75% de las ventas

En el año 2000 la industria local se quedaba con el 54% de las ventas y las filiales de empresas de países imperialistas con el 46%.

Altísimo consumo (la mayor parte de las veces injustificado) para una pequeña parte con gran poder adquisitivo. Como contrapartida infraconsumo para la mayor parte de la población.


Variación del precio promedio por unidad de medicamento en Argentina

1988  U$A 2,71

1991  U$A 4,58

1998  U$A 9,81


Lo anterior significa que las unidades son cada vez más caras en dólares.

Precios fuera de control

antes de la vigencia de la convertibilidad, con controles de precios, los medicamentos subían por distintos mecanismos,

durante la vigencia del plan de convertibilidad y su supuesta estabilidad, los medicamentos aumentaron hasta un 180 %.

la incidencia de los principios activos en la formación de precios de los medicamentos varía entre el 5 y el 8% situándose en un promedio cerca del 6% de los costos totales.

En los tres primeros meses de 2002, para una muestra de 26 medicamentos líderes, se registró un aumento del 55% (y en algunos casos llegó a 130%).


Año 2009 - IMS (Intercontinental Marketing Services):

Inflación oficial de enero a agosto de 2009 = 4,2%

Inflación estimada = 14%,

aumento de precios de medicamentos y productos sanitarios en un año = 18,5%,

Ese 18,5% es un promedio pero hay casos que subieron más, por ejemplo, Glivec (oncológico) 30%.

 

Incremento de la facturación de los laboratorios simultáneo a una disminución del número de unidades vendidas:

 

en 1993 se vendieron 462 millones de unidades,

en 1999 se vendieron 374 millones.

en 1993 el volumen de ventas era de algo más de 3.000 millones de dólares,

en 1999 superaba, con menos unidades, los 5.000 millones de dólares.


Encarecimiento del medicamento y disminución de accesibilidad

en la década del ´90, la cantidad de unidades de medicamentos vendidas en Argentina disminuyó un 11% (según otros autores un 19%) mientras que la facturación creció hasta un 80%.


Según la OMS:

Con 300 monodrogas y una decena de compuestos (de un listado que es periódicamente actualizado) se pueden tratar el 95 % de los problemas de salud,

(En el año 1998 había en Argentina 7.862 medicamentos en 15.732 formas farmacéuticas distintas.)

En Argentina se comercializan 1.733 principios activos, 6.601 medicamentos (nombres de fantasía) con 13.275 presentaciones.

Si se considera el universo de productos de venta en farmacias (incluyendo productos no farmacéuticos), se totalizan 12.037 productos en 26.230 presentaciones en Diciembre de 2002.


La Industria Argentina importa más de lo que exporta:

en 1999 exportó algo más de 300 millones de dólares mientras que importó insumos y medicamentos terminados por valor de más de 600 millones de la misma moneda, con el resultado de un déficit de 300 millones al año.

Es necesario destacar la dependencia de la industria farmacéutica de nuestro país del suministro de drogas base del exterior,

Eso hace imprescindible el desarrollo de una industria química, petroquímica y farmacoquímica nacional estatal que garantice la verdadera independencia del sector.

El 43 % de los medicamentos que se venden en la Argentina son importados.

En 1992, la importación de productos farmacéuticos terminados (es decir con envasado incluido) no superaba el 12 %. (Datos del INDEC). El resto se manufacturaba en el país, pero la droga base era generalmente importada. 

Los medicamentos de una única fabrica resultan, en la Argentina, más caros que en el Primer Mundo.

El oncológico Avastin (bevacizumab) de Roche: en España, cada envase vale 1370,50 euros, equivalentes a 5482 pesos, y en la Argentina su precio casi se duplica al llegar a los 10.850 pesos (2007). El Pegasis (interferón alfa 2 A), un medicamento de Roche para la hepatitis, cuesta 210,75 euros en España equivalentes a 843 pesos, y 1579 pesos en la Argentina. (2007). 20 comprimidos de Luminal (sedante y anticonvulsivo de Bayer): Argentina $ 20,98 ( $1,04 por píldora). España, la gragea $ 0,14 (2009).

“Cualquier fármaco que esté asociado a una marca comercial tiene cerca de un 90 por ciento de posibilidades de salir más caro en la Argentina que en Europa”. Federico Tobar.

En el tercer trimestre del 2008 la facturación de medicamentos para afecciones nerviosas superó a todos los demás.

En el 2007 (5 años de la disposición de prescribir por genéricos) estos ocupan el 20 % de las ventas. En el “primer mundo” ocupan el 50 % del mercado.


Encuesta de Gasto de los Hogares - INDEC 1997:

quintil de mayores ingresos: 3% de su ingreso total o el 30% de su gasto en salud a medicamentos.

quintil de menor ingresos:

8% de su ingreso total o el 80% de su gasto en salud a medicamentos.

Aproximadamente el 70% del gasto en medicamentos en Argentina es financiado por los hogares.

El 30% restante corresponde a adquisiciones institucionales ya sea de hospitales y clínicas o de contratos de provisión que las obras sociales y prepagas establecen con las farmacias y colegios farmacéuticos. (PIA-Isalud, 2001). [o con grupos como el que aparece en bancarios].

Un 10% de las empresas farmacéuticas reconocidas en nuestro país (sobre un total de aproximadamente 250) concentran alrededor del 60 o 70% del mercado


AÑO 2008. Mercado farmacéutico argentino según origen de las empresas.

Fuente: Centro Industrial de Laboratorios Farmacéuticos, agrupa a laboratorios nacionales), entre los que están Andrómaco, Beta, Casasco, Elea, Gador, Ivax Argentina, Roemmers, Bagó, Elea, etc.: El 54% del mercado lo tienen los laboratorios nacionales. ¿pero son todos nacionales...?.

El 46 por ciento restante lo tienen laboratorios extranjeros nucleados en Caeme (Cámara de Especialidades Medicinales), con marcas como: Pfizer, Novartis, Wyeth, Lilly Interamérica, Boehringer Ingelheim, Abbott, Bayer - Schering Pharma, GlaxoSmithKline, Roche, etc.


AÑO 2005 Argentina. Ranking del mercado de medicamentos

1º Roemmers

2º Bayer 

3º Bagó

4º Elea

5º Gador

6º Pfizer

7º Ivax Argentina

8º Montpellier

9º Boehringer Ing

10º Roche

11º Phoenix

12º Sanofi Aventis

13º Novartis Pharma

14º Glaxo

15º Beta

 

2004 . En el mundo. Ranking del mercado de medicamentos

1 Pfizer EE.UU.

2 GlaxoSmithKline GB

3 Sanofi-Aventis Francia

4 Johnson & Johnson EE.UU.

5 Merck & Co EE.UU.

6 Novartis Suiza

7 Astra Zeneca GB

8 Hoffman-La Roche Suiza

9 Bristol-Myers Squibb EE.UU.

10 Wyeth EE.UU.

11 Abbott Laboratories EE.UU.

12 Eli Lilly EE.UU.

13 Amgen EE.UU.

14 Takeda Pharmaceutical Co. Japón

15 Boehringer Ingelheim Alemania

16 Schering-Plough EE.UU.

17 Bayer Alemania

18 Schering-Plough Alemania

 

Las 5 primeras tienen, en el mundo, el 31 % del mercado. Las 20 primeras 65% del mercado.


Tres componentes en las empresas farmacéuticas de Argentina.

Un tema a debatir y a investigar es si, como se dice habitualmente, el sector de laboratorios medicinales se divide en un sector nacional que es mayoritario en el control de mercado y un sector de filiales de monopolios extranjeros que tiene la fracción menor del mismo o existen tres componentes a saber:

Filiales de monopolios imperialistas

Empresariado de intermediación con distintas potencias

Empresas Verdaderamente Nacionales (a las que hay que proteger)


Algunas grandes empresas figuran como nacionales pero ...¿lo son en verdad?

En síntesis: La industria farmacéutica de Argentina está altamente concentrada: veinticinco empresas sobre unas trescientas se quedan, aproximadamente, con el 75 % de las ventas. Esas veinticinco empresas, además, monopolizan la distribución: las distribuidoras Rofina, Disprofarma y Farmanet (vinculadas a ellas) monopolizan el 65% del mercado.
No hay control de precios, que superan decenas y centenas de veces a los costos.
Esto lleva a que un 70 % del gasto en medicamentos argentino lo pague el pueblo (con o sin cobertura médica) de su bolsillo. La estructura del gasto en medicamentos es la de un país del Tercer Mundo (en relación con su PBI): ronda el 30 % del gasto en salud mientras que en el “Primer Mundo” es del orden del 15 %. Además el valor promedio por unidad aumenta de año en año, en dólares, en proporciones superiores a nuestros vecinos. El gasto aumenta aunque la producción disminuye.
Toda la industria, de filiales extranjeras y empresas nacionales, es extremadamente dependiente de insumos importados y drogas base. Importa más de lo que exporta.
Pero en Argentina se publicita permanentemente la rara particularidad de que la mayor porción del mercado la tiene el sector nacional.
En efecto, según las estadísticas que circulan, el 52 o le 54 % del mercado farmacéutico argentino lo ocupan empresas nacionales, lo que hace una diferencia notable con otros sectores de la industria. Y esto ocurrió incluso durante la Dictadura y persiste en la actualidad.
¿Pero es así realmente? ¿Son nacionales las empresas que puntean el ranking de ventas?
Veamos la tabla adjunta:

Posición

Compañía

1

Roemmers

2
Bagó
3
Bayer (Alemania)
4
Ivax Argentina
5
ELEA
6
Gador
7
Sanofi Aventis (Francia)
8
Glaxo Smith Kline (Inglaterra)
9
Pfizer (EE.UU.)
10
Phoenix
Fuente: IMS Health, TAM - Marzo Año 2009

Como se ve Roemmers y Bagó, consideradas empresas nacionales, encabezan la lista como lo hacían desde la época de Videla.
Ivax y Elea ocupan el cuarto y quinto puesto.
En el Suplemento Económico i - ECO de Clarín del 20 de setiembre, se sostenía que Roemmers era ya una multinacional, mientras que la nacional BioSidus, que ocupa el listado de las veinte primeras, va camino de serlo. A esto habría que agregar que Montpellier (controlada por Bagó) aparece también entre las veinte primeras.
Pero analicemos algunas de esas grandes empresas nacionales.
Recientemente el Grupo CHEMO compró el 20% de la filial argentina de la empresa española de Gas Natural Licuado BAN. Buscando al Grupo CHEMO en INTERNET aparece el Blog personal de Hugo Sigman. En ese blog se dice que este señor es socio del Grupo CHEMO que se dedica a la fabricación y comercialización de productos farmacéuticos y veterinarios, tanto de materias primas como productos intermedios.
CHEMO es una compañía basada en Madrid, con plantas químicas para la fabricación de principios activos en España, Italia y China; fabricación de productos farmacéuticos en España, Francia, Portugal, Suiza, Polonia, Rusia, Tailandia, India, Vietnam y China, entre otros.
Además, se informa en dicho blog, que Sigman posee una participación accionaria (junto a Luis Alberto Gold y la familia Sielecki) en el laboratorio ELEA. De lo que surge que el laboratorio nacional ELEA es controlado por el grupo CHEMO.
En la página web de este grupo se informa que Romikin es la oficina comercial de CHEMO en Argentina. También se comunica que los negocios de CHEMO (controladora de ELEA) tienen base en Barcelona y posee industrias químicas de principios activos (droga base) en Italia (Industriale Chimica), en España (Química Sintética) y hasta en China (Gold Pharma). También fabrica productos terminados en España (Liconsa y León Farma)
Recientemente el diario Crítica publicó que “...La multinacional (CHEMO) nació en Argentina en 1940 con la fundación de los Laboratorios Sintyal, propiedad de la familia Gold, que puso un pie en España en 1977 cuando el matrimonio de la bioquímica Silvia Gold y el psiquiatra Hugo Sigman abrió una oficina comercial en Barcelona.”...” A partir de 2006, CHEMO inició un nuevo proceso de internacionalización con el nacimiento de Gold Pharma (China) y comprando participaciones en las compañías Nexchem de China y Nosch de India”. Información similar figura en la página oficial, en INTERNET, de Hugo Sigman.
En la página web de CHEMO se informa que tiene una alianza estratégica con Bagó en la empresa de productos veterinarios BIOGÉNESIS (uno de los principales proveedores de la vacuna contra la fiebre aftosa en el país y en la región, incluyendo países como Taiwán y los Estados Unidos) y con Bagó Rusia (¿?). BIOGÉNESIS es propiedad de Luis Alberto Gold, Diego Alberto Zito, Alejandro Marcelo Zito, Paula Marcela Zito y los hermanos Juan Carlos y Sebastián Bagó, según se informa en la página de Hugo Sigman.
 Como dato adicional, la página de Hugo Sigman agrega que es dueño de la Editorial Capital Intelectual que edita Le Monde Diplomatic para Latinoamérica y numerosos libros de divulgación científica y, junto con Oscar Kramer, de la productora cinematográfica (en Argentina y en el exterior) K&S Films (productora de la película “Iluminados por el fuego”).
Pero ya que aparece Bagó, otra empresa nacional, sigámosla.
Ya sabemos de su relación con CHEMO y ELEA.
El Grupo BAGÓ-MONTPELLIER (considerado nacional) dice en su página web: “Laboratorios Bagó, empresa argentina líder en Latinoamérica y con 18 filiales en la región, concretó el lanzamiento de su filial en la Federación Rusa consolidando su creciente presencia internacional en los mercados farmacéuticos más competitivos del mundo”. La empresa cuenta con patente para fabricar en la Rusia de Putin, abrió recientemente una planta farmacéutica en Pakistán, y empezó a negociar la instalación de una planta de producción de vacunas de aftosa en ese país y otra de medicamentos oncológicos en la región conformada por Asia, África y Europa del Este. Bagó también prepara su llegada a Europa Occidental y evalúa la compra de una empresa en los Estados Unidos.
Veamos ahora a la otra nacional importante: Roemmers.
Esta empresa tiene filiales en distintos países de Latinoamérica y, según Clarín del 20 de setiembre, tiene acuerdos con distintas “multinacionales”. En efecto, con su filial en Uruguay conforma, junto a las empresas Rowe y Hexal, la empresa Mega Pharma que va a invertir 96 millones de dólares en una zona franca para la fabricación y exportación de medicamentos, ubicada en un predio de 55 hectáreas, cercano al Aeropuerto Internacional de Carrasco, a 22 kilómetros al este de la capital uruguaya. Preguntado por el periódico uruguayo El Espectador, el 11 de setiembre de 2009, sobre el origen de los capitales a invertir, Gianclaudio Broggi, director financiero de Mega Pharma, indicó que el capital tiene origen alemán, los accionistas son alemanes, es un fondo de inversión alemán”
Roemmers fue fundada en 1921 por Alberto J. Roemmers quien era originario de Lennep, región de Renania en Alemania.
Como se ha dicho, otro integrante de Mega Pharma, junto a Roemmers, es Hexal. Esta empresa también es de origen alemán. Y surgió de la unión de Lanpharm con Boxalpharma, produciendo fármacos en Alemania desde hace casi dos décadas. Cuenta con plantas en 8 países: Alemania (una en Holzkirchen y otra en Magdeburg), Brasil, China, Dinamarca, Indonesia, Japón, Estados Unidos y Turquía. La familia alemana Struengmann fue su propietaria hasta que la suiza Novartis (resultado de la fusión de Ciba Geigy y Sandoz y también presente en Argentina) le compró un 100% de Hexal y el 67,7% de los laboratorios estadounidense Eon. No queda claro si la alianza actual de Roemmers es con la vieja Hexal y su grupo propietario o con la nueva que está siendo absorbida por Novartis a través de su sector Sandoz que, en el área de genéricos, penetra en Brasil.
Recuérdese que, por un reciente convenio, un consorcio integrado por Novartis y Chemo creará una planta, en Argentina que venderá en exclusividad la vacuna contra la gripe A al Estado a precios internacionales. Mientras la planta se construye el Estado argentino se obliga a comprar la vacuna a Novartis, también a precios internacionales.
Cabe recordar que el emprendimiento costará 50 millones de dólares y que con ese dinero el proyecto se hubiera podido desarrollar en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas de Pergamino que ya cuenta con una planta de producción de vacunas para la fiebre hemorrágica.
La otra nacional, Biosidus (a la que Clarín pronostica un futuro de “multinacional”) en su boletín Infosidus Nº 25, titula: Bio Sidus S.A. desembarca en Rusia y continúa creciendo en China”. Y agrega: Bio Sidus celebró un acuerdo con la empresa Teva Pharmaceutical Industries Ltd. A través de este convenio, Teva será la representante de BioSidus en el mercado de la ex URSS”.
Marcelo Argüelles, Presidente del Grupo de Empresas Farmacéuticas Sidus, comentó que "Bio Sidus está presente con sus productos en China desde1994 y con este nuevo acercamiento comenzaremos a concretar acuerdos de colaboración para el desarrollo de proyectos de punta como la terapia génica y los animales transgénicos"... “China no es el único país del continente asiático en el que Bio Sidus está presente. La empresa exporta también productos a Tailandia, India, Pakistán y Medio Oriente”.
Y, dicho sea de paso, ¿quién es TEVA, la empresa a través de la cual Biosidus entra en la Rusia de Putín?
 La empresa TEVA informa en su página web que fue fundada en Jerusalem en 1901, como importadora de medicamentos. Se convirtió en 1930, a partir de la inmigración de profesionales y técnicos desde Europa Central, en una fábrica de medicamentos, creciendo en importancia después de la creación del Estado de Israel y extendiéndose hoy al mundo con empresas en Canadá, Hungría, Alemania e Inglaterra, ampliando su actividad a Europa Central y Oriental y, en 2006, a Latinoamérica, al comprar Ivax. Y ¿quién es Ivax?: Es otra de las empresas “argentinas” que ocupa el cuarto lugar en el ranking de marzo del 2009.
Resulta por lo menos sorprendente el peso de estas “empresas nacionales”. No sólo dominan el mercado interno sino que disputan el mercado externo.
Lo anterior sugiere una, por lo menos plausible, hipótesis. La de que el mercado farmacéutico argentino no se divide en 52% para la industria nacional y un 48 % para las filiales de monopolios extranjeros, dividido a su vez en un 21% para EE.UU., un 11% para Alemania y un 9 % para Suiza, restando un 7 % para otros (según estadísticas del 2003).
En suma:

Pareciera que una parte de los laboratorios farmacéuticos calificados como nacionales distan de serlo. Lo que demostraría que el grupo monopólico extranjero o de empresariado de intermediación no es minoritario frente al grupo nacional sino todo lo contrario.

En realidad el mercado farmacéutico argentino es dominado, como no podía ser de otra manera, por filiales abiertas o encubiertas de monopolios imperialistas y sectores intermediarios de distintas potencias. Las empresas verdaderamente nacionales son mayoritarias en número, entre un total de trescientas, pero minoritarias en el control del mercado farmacéutico. Una parte de esos empresarios nacionales estarán interesados en un proyecto de Argentina Independiente y podrán ser ganados para él; otra parte podrá ser neutralizada con concesiones, con la condición de que acepten la política nacional respecto a este tipo de productos, la calidad y costos de los mismos y se integren a la política nacional en el área. Sólo los que se unan al pequeño grupo monopólico que atenta contra el derecho a la salud del pueblo, recibirán el mismo trato que estos últimos.
Desde esta concepción, las pequeñas y medianas empresas nacionales deberán ser protegidas y estimuladas. Se debe impulsar la fabricación de medicamentos magistrales y oficinales en las farmacias públicas y privadas, aprovechando la capacidad de producción, en pequeña y gran escala, para la que los farmacéuticos fueron entrenados.
 El medicamento es parte de las herramientas esenciales para hacer realidad el derecho a la salud del pueblo argentino pero también es parte clave de la Independencia y la Defensa Nacional. La organización de una producción combinada centralizada y descentralizada de medicamentos, deben ser parte de los planes de una Defensa Nacional Popular Integral, con participación de Fabricaciones Militares.
La política de medicamentos necesaria, y por lo tanto posible, tiene cuatro condiciones:
1.    fabricación estatal, con desconocimiento de toda patente extranjera, impulsando la política del medicamento genérico
2.    defensa de la verdadera industria nacional,
3.    control de calidad estricto con fortalecimiento de los organismos de control y
4.    precios máximos.

Una posible propuesta para los medicamentos

Los medicamentos son, también, un tema clave de la defensa nacional.

La existencia de una fabricación estatal nacional es imprescindible por razones de Independencia y Defensa Nacional, junto a la defensa de la industria nacional y la participación de las farmacias en la producción de medicamentos magistrales y oficinales

Retomar la experiencia de fabricación de medicamentos realizada en el primer gobierno del General Perón y su Ministro Ramón Carrillo, a partir de estructuras universitarias nacionales, sanitarias estatales y militares.

Cuatro condiciones:

fabricación estatal SIN RECONOCIMIENTO DE PATENTES,

defensa de la verdadera industria nacional,

control de calidad estricto con fortalecimiento de órganos de control y d) precios máximos

Se hace imprescindible integrar un complejo de fabricación estatal de medicamentos, insumos y aparatología médica, y defender a los laboratorios nacionales con un papel análogo al que cumplió YPF en la concepción de Mosconi: abastecimiento y precio testigo

en el camino de nacionalizar al grupo monopólico extranjero y de empresariado de intermediación para constituir un complejo estatal del medicamento (en condiciones de proteger e integrar a los laboratorios nacionales), es posible comenzar ya a fabricarlos. Brasil ha avanzado en su producción estatal de medicamentos obligando, por ej., a bajar el precio de los antiretrovirales en un 79%.

participación de las Universidades, los Institutos vinculados a las Fuerzas Armadas, y los distintos estamentos nacionales, provinciales y municipales, etc. promoviendo asimismo la protección y la integración con la industria nacional.

revitalizar experiencias de fabricación en Hospitales.

La universidad debe participar con investigadores, docentes, técnicos y alumnos en la producción y en el control de calidad de lo fabricado Ej. UNLP

impulsar la fabricación de medicamentos magistrales en las farmacias PRIVADAS, donde los farmacéuticos desarrollarán así la habilidad para la que fueron entrenados: ser fabricantes en pequeña y gran escala.


Por último:

no puede haber política nacional al respecto, sin fortalecer todas la estructuras de control de los medicamentos e insumos médicos, empezando por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) y los organismos provinciales de fiscalización .


Tres obstáculos a remover, para empezar
 Como dijimos, junto al núcleo monopólico de filiales extranjeras y de sectores intermediarios del medicamento, hay otros dos obstáculos en el camino a la salud del Pueblo Argentino:

a)    La intermediación financiera que, para maximizar su ganancia, limita el acceso a la atención que necesita el pueblo y también recorta los salarios y honorarios de técnicos y profesionales de la salud, públicos y privados,
b)    Los sectores de importación de tecnología médica inapropiada que introducen aparatología de eficacia no probada, que encarecen el acto de salud y limitan el acceso al mismo.

 Estos tres obstáculos deben ser removidos. Para ello es imprescindible:

·        Eliminar del acto de salud toda intermediación de grupos financieros y gerenciadores de la salud. En medio de esta intermediación proliferan todo tipo de lavadores de dinero y mafias del medicamento, a menudo vinculados al Estado y sus gobiernos de turno, como se ha hecho a la luz pública en los últimos tiempos,
·        Terminar con el lucro de la tecnología inapropiada, evaluando toda nueva tecnología médica, eliminando al sector importador de tecnología inútil y promoviendo la fabricación de tecnología médica en el país.
·        Estatizar el núcleo monopólico de filiales pertenecientes a potencias extranjeras y de sus sectores intermediarios, en el área del medicamento.
Todo lo anterior debe ser condición y parte integrante de un sistema de salud de base estatal, público, gratuito, integral, igualitario, accesible y eficiente, donde el pueblo tenga poder decisorio en la planificación, organización, ejecución y evaluación de las acciones de salud en todos los estamentos y niveles (partiendo que este poder de decisión y control por parte de los beneficiarios es clave para cumplir sus objetivos) y que incorpore a profesionales independientes y pequeños y medianos prestadores privados, con formas particulares de relación contractual que respete sus intereses, a condición de que acepten las orientaciones y planes de la política sanitaria nacional de una Argentina Independiente con efectiva soberanía popular que haga realidad los derechos políticos, sociales y económicos del Pueblo Argentino.

¿En el marco de que sistema de salud?

Sistema Nacional de Salud de base estatal, público, gratuito, igualitario y eficiente financiado por presupuesto,

estrategia de atención primaria de salud con estructuras de distinto nivel de complejidad hospitalaria y una red de Centros Periféricos de Salud.

dirección, control y supervisión ejercido por la población usufructuaria.

Los profesionales independientes y los pequeños y medianos prestadores, que también son parte de los sectores patrióticos y populares, podrían integrarse al mismo, con formas de asociación voluntaria, respetando sus establecimientos privados

integración de médicos, bioquímicos, odontólogos, farmacéuticos, etc. privados respetando sus estructuras, con formas particulares de relación de dependencia (reconocidas como antecedente de la carrera médico – hospitalaria). Integrarlos en lugar de hacerlos desocupados como se hace ahora.


Un proyecto de salud democrático, patriótico y popular no puede desperdiciar ni despreciar el conocimiento adquirido que reside en personas concretas que han recibido algún tipo de capacitación. Por eso, es preciso al inicio reducir el golpe a los tres obstáculos mencionados, ampliando el radio de integración y educación, incorporando con formas variadas al resto de los sectores a un sistema de base estatal, pública, gratuita y eficiente.

El Sector de Obras Sociales, que surgió como una respuesta a la carencia de una medicina pública, se integrará al sistema si sus legítimos dueños, los trabajadores, lo deciden adoptando, si lo creen conveniente, formas de incorporación voluntaria al Sistema Nacional descripto

Es imprescindible:

Eliminar del acto de salud toda intermediación financiera (evitar la proliferación de lavadores de dinero, aventureros y mafia del medicamento)

Terminar con el lucro y la tecnología inapropiada. Evaluación de tecnología y fabricación nacional de aparatología.

Estatizar el núcleo monopólico de filiales extranjeras y empresariado de intermediación del medicamento.


A modo de epílogo

“La Nación reside en el Hombre argentino. En ese hombre argentino está la verdadera riqueza, la verdadera Nación. Cuidar a ese hombre, cuidarlo física y mentalmente, es la mayor responsabilidad de Secretaría de Salud Pública de la Nación.”
Ramón Carrillo. Política Sanitaria Argentina. Ministerio de Salud Pública de la Nación. 1949

Si la política es el arte y la ciencia de hacer posible lo necesario, esto debe hacerse posible para asegurar, no ya los bienes del Pueblo Argentino sino su propia vida. Y, si se parte de la base que la Nación reside, como decía el Dr. Ramón Carrillo, en el hombre argentino, su defensa es defender a la Nación.
Es posible, como suele ocurrir, que alguien piense en la imposibilidad económica de lo anterior; no obstante se afirma que, a modo de ejemplo, con solamente 600 millones de dólares anuales se puede crear un sistema de atención primaria, que tenga 40.000 médicos a cargo de grupos de población de 1.000 personas (con un salario promedio de 1000 dólares), con enfermeras que contribuyan a la provisión de medidas de prevención. El monto es el 10% de lo que se piensa dedicar al pago de bonos cuya legalidad es cuestionable.
Cincuenta millones de dólares costará el reciente acuerdo por el cual el grupo Chemo asociado a Novartis fabricará a precio internacional para el Estado las vacunas contra la Gripe A en el país.. Mientras esa planta se construye, el gobierno se ha obligado a comprarle a Novartis las vacunas, también a precio internacional.
Esos mismos cincuenta millones de dólares permitirían fabricar la vacuna en el Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas Maiztegui de Pergamino donde ya se fabrica la vacuna para la fiebre hemorrágica. Se fortalecería una estructura estatal, alcanzaríamos independencia para esa y otras vacunas (a fabricar en el mismo lugar) y saldrían más baratas.
Mas aún, el problema de salud en Argentina no es un problema económico. Es un problema esencialmente político. Es preciso ejecutar las medidas necesarias porque va en ello la vida de millones de personas.
El pueblo puede y debe tomar en sus manos la solución de esta cuestión. Esto permitirá la confluencia de la población (que carece de atención médica) con estudiantes, docentes, técnicos, científicos y profesionales (disconformes con sus ingresos y el futuro laboral y científico que les ofrece la situación actual), con estructuras gremiales, organizaciones de la población general y empresarios nacionales relacionadas con el tema.
El debate sobre la salud debiera contribuir al desarrollo de una corriente política sanitaria entre pacientes, trabajadores, científicos, profesionales y estudiantes de la salud, y diversas organizaciones sociales y multisectoriales, como instrumento para hacer posible lo necesario y unir todo lo que pueda ser unido.

Henry Sigerist. En su Discurso en la 3º Conferencia del Este de Estudiantes (EE.UU.) en 1936, decía:


“pasarla bien es el ideal del animal, no del ser humano. Lo que importa en la vida es realizar un trabajo creativo, ser capaz de contribuir a la formación del mundo y a su enriquecimiento...

...Se podría objetar que ustedes aún no tienen experiencia. Eso es cierto, pero lo que se necesita en este momento, además de la experiencia, es entusiasmo, valentía y una voluntad de hierro para crear un mundo mejor”.


ANEXOS.- ESQUEMA SINTÉTICO DE UNA PROPUESTA


Anexo Nº 1.- Un sistema de Salud para una Argentina independiente
La atención sanitaria de curación y prevención de la enfermedad y promoción de la salud, desde el punto de vista de la medicina social, debiera ser un derecho inalienable de todo habitante de nuestra Patria.
Lo anterior sólo será posible con un Sistema Nacional de Salud de base estatal, público, gratuito, igualitario y eficiente financiado por presupuesto, basado en la estrategia de atención primaria de salud con estructuras de distinto nivel de complejidad hospitalaria y una red de Centros Periféricos de Salud. La Organización Mundial de la Salud propugna que un elemento crucial de un sistema de tal tipo es la dirección, control y supervisión ejercido por la población usufructuaria. Nuevas formas de democracia directa pueden ser formas organizativas para ejercer dicha tarea.
Los profesionales independientes y los pequeños y medianos prestadores, que también son parte de los sectores patrióticos y populares, podrían integrarse al mismo, con formas de asociación voluntaria, desde ya supeditándose a la política sanitaria fijada democráticamente por un nuevo Estado Nacional de una Argentina Independiente y Democrática. Esto redundaría también en trabajo para ellos, sobre todo en el caso del profesional independiente que es, muchas veces simultáneamente, asalariado del estado, prestador del sistema de Obras Sociales y prestador privado. En efecto, hasta tanto se construyan las estructuras necesarias de atención, sería posible la integración de médicos, bioquímicos, odontólogos, farmacéuticos, etc., con formas particulares de relación de dependencia (reconocidas como antecedente de la carrera médico – hospitalaria) para que se incorporen al servicio público, atendiendo pacientes de una zona determinada en sus consultorios e instituciones. Médicos y odontólogos que atiendan a los habitantes de una zona próxima o farmacéuticos que dispensen los medicamentos de fabricación estatal o bioquímicos que realicen análisis de una cápita asignada, por un ingreso o salario digno. Todo esto en beneficio de una población con hambre de alimentos y, también, de atención sanitaria.
El Sector de Obras Sociales, que surgió como una respuesta a la carencia de una medicina pública, se integrará al sistema si sus legítimos dueños, los trabajadores, lo deciden adoptando, si lo creen conveniente, formas de incorporación voluntaria al Sistema Nacional descripto



ANEXO Nº 2.- Medicamentos Genéricos. Algunas Definiciones
Parece necesario establecer algunas definiciones para aclarar el debate.
Medicamento original o innovador: es aquél que contiene un principio activo nuevo y con el que se ha realizado una investigación y desarrollos completos, siendo patentados y registrados por la empresa que realizó su desarrollo y la produce. Licencias: es el mismo producto que el innovador pero fabricado por otros laboratorios farmacéuticas con autorización expresa del dueño de la patente del anterior.
 "Copias" o productos "esencialmente similares a otros ya autorizados": son los que tienen el mismo principio activo, pero no fueron autorizados por el innovador. Estas "copias" pueden tener nombre de fantasía o el nombre de la droga seguido del nombre del titular o fabricante: esta última situación ha llevado a confundirlos con los genéricos. Sin embargo no son genéricos.
Es importante destacar que, hoy en nuestro país, los medicamentos existentes son en su mayoría COPIAS, y en un porcentaje pequeño, innovadores y licencias de los mismos. Las COPIAS se distinguen con un nombre comercial o marca, o por el nombre genérico seguido del nombre del fabricante. En ningún caso estos son MEDICAMENTOS GENERICOS ni FALSOS GENERICOS, son simplemente, MEDICAMENTOS.
Debe aclararse que todos los medicamentos (originales, licencias y copias) deben estar debidamente registrados y controlados por la autoridad competente nacional y provincial. Otra cuestión es si ese control es efectivo y suficiente. Las empresas más grandes, sobre todos las extranjeras, sostienen que la trayectoria de su marca es garantía de calidad. Ocultan que, en realidad, en los últimos 15 años se impulsaron, a la luz de concepciones liberales, políticas por las cuales el manejo de la calidad del medicamento quedaba en manos de quienes producían y no del Estado. La empresa productora debe tener su propio control de calidad de todos sus lotes, pero el Estado (y la población y los trabajadores de la salud a través de mecanismos de participación en la farmacovigilancia) deben controlar lo que se produce, distribuye y expende en todos los puntos de la cadena. La marca no es garantía de calidad.
Los medicamentos que se expenden legalmente en Argentina (originales, licencias y copias) son lo que se denomina Equivalentes farmacéuticos, que son aquellos productos que contienen cantidades idénticas del mismo principio activo en la misma forma farmacéutica (jarabe, comprimido, cápsula, etc.) y los mismos estándares de calidad. En estos casos, dado que el médico, por recientes disposiciones, receta por el principio activo y no por la marca comercial, el farmacéutico puede intercambiarlos. Las grandes empresas pueden argüir que la calidad no es la misma. Pero entonces deberemos dudar del control estatal y, con derecho, de la calidad de todas las marcas. Los países del primer mundo controlan sus medicamentos por parte de estructuras oficiales y, a menudo hay medicamentos cuestionados por sus efectos o por fallas en sus lotes.
En la Argentina no existen medicamentos genéricos. En realidad lo que se ha resuelto es que el médico recete por nombre genérico para que el paciente, con consejo del farmacéutico, elija entre distintas marcas, el equivalente farmacéutico más barato o de su preferencia. Medicamentos Genéricos son aquellos que, al vencer la patente del fabricante original, pueden ser fabricados por otras empresas públicas y privadas. Son las especialidades con la misma forma farmacéutica e igual composición en cantidad y calidad en sustancias medicinales, que otra especialidad de referencia, cuya eficacia y seguridad estén suficientemente establecidas por su continuado uso clínico. Son expendidos sin nombre comercial de fantasía. Para esto debe haber una ley como existe en EE.UU..
Las empresas arguyen en su contra, que “no tienen pruebas de biodisponibilidad que las hace bioequivalentes”. Definamos: Biodisponibilidad es la capacidad de un medicamento de llegar al lugar de acción. Puede tener dificultades para hacerlo por razones ligadas al paciente (incapacidad de absorción del individuo) o del medicamento por sus características propias. A veces en la producción de comprimidos, una excesiva presión los hace más difíciles de disolver (y tener menor biodisponibilidad) y esto puede ocurrir con un lote de un medicamento aprobado. Ergo la marca no es una garantía. La empresa Merk afrontó un juicio en EE.UU. y Canadá por los efectos de uno de sus medicamentos. Si dos medicamentos que son equivalentes farmacéuticos tienen, también la misma biodisponibilidad, se dice que tienen además bioequivalencia. Las empresas argumentan que los estudios de bioequivalencia son demasiado caros para hacerlos en el país, pero se oculta que estos estudios son necesarios sólo en unos cuarenta casos, según la OMS. Luego el margen de seguridad es suficiente para usar genéricos en la mayoría de las circunstancias.
FUENTE: Publicaciones del Colegio de Farmacéuticos de la Pcia. de Bs.As. y Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA


Anexo Nº 3.- Estructuras estatales que pueden producir medicamentos
ANLIS -Instituto Malbrán.
ANLIS – Instituto Nacional de Enfermedades Virales Humanas Maiztegui-Pergamino.
Laboratorio de las Fuerzas Armadas- Estado Mayor Conjunto.
Laboratorio de Trenque Lauquen.
Laboratorio de Especialidades Medicinales LEM de Rosario – Pcia. de Santa Fe.
Universidad Nacional de La Plata- Facultad de Ciencias Exactas – Unidad de Producción de Medicamentos.
LaForMed (Laboratorio Formosa de Medicamentos)- Del Sindicato de Luz y Fuerza y la Pcia. de Formosa.
INFACOR, de la Pcia. de Corrientes que funcionó entre 1993 y 1999.
Prozome de la Pcia. de Río Negro. Ciudad de Viedma.
Farmacia Oficial y el laboratorio de drogas genéricas de la Facultad de Bioquímica y Farmacia de la Universidad Nacional del Tucumán.
En la Pcia. de Córdoba se destacan las experiencias de los laboratorios municipales de Río Cuarto y la ciudad capital.
Instituto de Hemoderivados. Dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba.
Pcia. de Mendoza- Dispone de la Ley Provincial 5.897 de 1992 que declara bien social al medicamento y autoriza a la fabricación de los incluidos en el Formulario Terapéutico y de Insumos. La ley concede a las autoridades provinciales la posibilidad de licitar con laboratorios privados las monodrogas incluidas en el Formulario.
Hospital Nacional Profesor Alejandro Posadas
Hospitales: Interzonal General de Agudos Presidente Perón e Interzonal General de Agudos Eva Perón – Pcia. de Buenos Aires.
Talleres Protegidos de la Ciudad De Buenos Aires.
Planta de Producción de Medicamentos del Gobierno de la Pcia. de Bs. As. - Sede Central en el Instituto Biológico del Laboratorio de Salud Pública y dos plantas anexas en Berazategui y Bahía Blanca
FUENTES: Propias y de la Cátedra Libre de Salud y Derechos Humanos de la Facultad de Medicina de la UBA